martes, 19 de agosto de 2008

LENGUAJE GESTUAL DEL SALUDO


Está demostrado que la comunicación se produce entre todos los seres vivos, existen numerosos procesos de transmisión de información según el tipo de ser. Pero es el lenguaje una de las características que usamos para diferenciar a un ser humano de un animal o de otro ser vivo. Orgullosos de una de nuestras diferencias más fundamentales, es este sofisticado sistema verbal sobre el que montamos nuestro actual y poderoso MUNDO DE LAS COMUNICACIONES, que pretende explicar y protagonizar todos nuestros pensamientos, ideas, sentimientos. Sobre todo se valen de él la radio, los medios escritos, Internet, y también la televisión, aunque en estos dos últimos juega un papel importante lo visual. Sin embargo, existe aún (no lo olvidemos) todo un universo más relacionado con lo biológico, lo natural, que son los gestos, que sólo se pueden dar en el cara a cara. Se pueden conceptualizar en los medios, sí, pero sólo a través de la experiencia aprehendemos toda su relevancia. Por ejemplo es el SALUDO un momento importante, en el que se recibe a otra persona y provoca reacciones, contacto físico, es llamada nuestra atención ante lo que no sólo es un EMISOR DE PALABRAS, sino que es otro ser humano, un ser vivo al fin y al cabo. Hablemos de mi experimentación personal en todo ese mundo subliminal, ancestral, bajo la formalidad del lenguaje.

APRETÓN DE MANOS STANDARD. Yo le llamo saludo neutro. Vale entre hombres, entre mujeres, o entre ambos. Un sencillo apretón con la misma mano, generalmente la derecha, en el que por unos segundos entran en contacto las palmas y se produce balanceo y presión entre ellas.
EL BESO. Se suelen dar dos, empezando por el lado derecho de la otra persona. Implica mayor confianza y aprecio, aunque en las relaciones impersonales también se acepta entre hombre y mujer o entre mujeres sin perder la formalidad. Normalmente no hay beso en sí, los labios no entran en contacto con la cara de la otra persona, sino que hay un leve contacto entre mejillas.
DURACIÓN DEL CONTACTO. Lo más lógico es que darse la mano no pase de 2-3 segundos, y el beso no más del contacto de la piel. De lo contrario implica otras connotaciones que producen de antemano ya ciertas impresiones de las que en el resto de la conversación es difícil librarse. Si se prolonga la duración del contacto de las manos sin ejercer mayor fuerza de presión se suele traducir por aprecio. También notas que la otra persona aprovecha la excusa de estos segundos extra de saludo para observarte, o bien porque hace tiempo que no te ve o porque has tenido alguna noticia especial que le llama la atención.
DARSE DE DEDOS. Alguna que otra vez sientes que la otra persona no te ofrece la palma completa, sino que sólo acabáis estrechando los dedos. A mí me sugiere que el otro/a está marcando su reserva a abrirte su confianza, es el primer aviso.
“MANOTRAPO”. Se produce cuando encuentras la mano de la otra persona floja y sin energía, como de mantequilla y sabes que si aprietas se te escurrirá; incluso muchas veces su mirada está extraviada, como evitando la tuya, o haciéndolo claramente. Te acaban de decir que en principio no habrá comunicación más allá del saludo.
“ROMPEHUESOS”. A la inversa, cuando sientes que te están rompiendo la mano y el contacto que te lanza la otra persona dura más de lo previsto te pones en guardia tú, porque sientes un interés inusual en ti que por lo pronto traduces en defensa. La otra persona ha acelerado el proceso de la comunicación y tus mecanismos de defensa saltan y te pones en alerta para que no invada tu espacio personal.
AGARRARSE LOS PULGARES. Tal como suena, a veces en eso consiste el apretón, y se suele hacer para manifestar que la relación puede ser coloquial y en la que no importa traspasar por momentos la formalidad.
CHOCAR PALMAS. Genera una complicidad importante, sólo se hace cuando se busca una confianza en el otro/a que existe ya de antemano o porque ha ocurrido algo que lo ha provocado.
GOLPECITOS. Acompañados o no de apretón de manos, el que los da toma tu confianza al hacerlos. Corre un riesgo. Si sonríes el otro/a la ha ganado, si no lo haces puedes incluso violentarlo/a.
TOCAR LA MANITA. Hay gente que no da la mano, sino que t toca la tuya y a mí al menos me da a entender que la otra persona siente bastante correspondencia de ti hacia él/ella, casi necesidad, y según la formalidad de la relación me suele generar recelo ante mi espacio personal invadido por esa opinión.
ABRAZO. No necesariamente ha de producirse por cariño. Existen también relaciones en las que la pertenencia a un grupo genera cierto amor por la causa común que provoca que los implicados sientan complicidad entre ellos aunque no se conozcan. En este caso ha de ser breve, de pocos segundos y acompañado generalmente de unas palmaditas en la espalda.
BESAR SIN TOCAR LA CARA. Distancia. Te acaban de marcar una línea, no te acerques mucho en la conversación.
LIMPIEZA. Si la otra persona tiene las manos manifiestamente sucias, la cara sudando o la ropa manchada, al saludarte sin excusarse lo más normal es que genere en ti un rechazo inicial a la comunicación, incluso puede que te haga negar el saludo. Ni hablemos ya de la procedencia visible para ti de la parte del otro/a con la que se va a producir el contacto físico, podría traducirse hasta como una falta de respeto.
“MANOS MANCHADAS”. En ocasiones ambos interlocutores saben de la falsedad del saludo porque realmente no existe ni va a haber comunicación, pero aparece por cortesía social de cara a lo que ve la comunidad.

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