sábado, 29 de enero de 2011

BESTIARIO DE ANDAR POR CASA.06

Hoy nos llegan unas contradictorias confesiones de Bartolito Litolí:

“Odiaba los libros. Odiaba la cultura. Odiaba la convivencia en grupo. Odiaba, odiaba y odiaba.

Mi caso particular es que soy producto de una educación opresiva. Nuestra profesora durante la completa etapa escolar, Doña Petra, llevaba al grupo con mano de hierro. Había que aprender porque ella lo imponía, nunca nos hacía ver la utilidad de las cosas.

La mayoría crecimos pensando que éramos incapaces de labrar nuestro espíritu con actividades intelectuales. Todo conocimiento se ceñía a obtener la aprobación de aquella mujer. Pero con el tiempo, una vez llegó ese ansiado día que me libré de su opresión (y no quiero decir cuando terminé el colegio, sino cuando por fin conseguí limpiar algo de la influencia que su opinión tenía sobre mí), puedo decir que me encanta todo lo que a través de ella comencé a odiar.

No sé si la palmó ya, ni si su efecto sobre mí era voluntario, y supongo que aunque no fuera así, su presencia siempre rondará mis recuerdos. Mientras ella se me presente nunca tendré verdaderamente la confianza de poder decir:

Amo los libros. Amo la cultura. Amo la convivencia en grupo. Amo, amo y amo.”

ÁGUILA ROJA EN CÓMIC

No se trata de una serie legendaria y desde luego su objetivo no va más allá de entretener las noches que se emite a las familias que ven la tele cómodamente en su sofá. También está muy condicionada, como el resto de series españolas, por la emigración constante de actores al cine –que desaparecen de repente y sin mucha lógica en el argumento-, y como el resto de series en general, por el gusto hoy de moda hacia el ‘fenómeno hormona’ para atraer al público adolescente, que es el más capaz de disparar los índices share y la venta de merchandising. Pero fuera de toda duda, Águila Roja atrae audiencia, premios, y lo que es más importante para su desarrollo, cada vez más presupuesto de la cadena pública TVE, donde se desarrolla.Rafael Marín confiesa que no la ha estudiado demasiado, pero en un primer vistazo la relaciona con las historias de Gago y su Guerrero del Antifaz de los años 50. Parece en cierto modo acertada su afirmación, y a nuestro juicio además introduce elementos del Capitán Alatriste de Pérez Reverte, como la pasión por la ficción histórica de la época de hegemonía española en el mundo (siglo XVII), bastante libre en la contextualización, y combinada con el desarrollo en esas fechas de las aventuras clásicas de género como son las novelas de capa y espada. Quizás sería de nuevo El Zorro si todos los protagonistas “buenos” no vivieran en la pobreza en favor de una nobleza que parasita toda riqueza patria que expolian de las colonias. Y también hay algo de los orígenes del personaje Batman y su aprendizaje en oriente.

Gonzalo de Montalvo es un maestro de la Villa que se queda viudo y ello le llevará sin saberlo a investigar sobre su genealogía, trama que se convierte en el motor de la serie y de las tres temporadas emitidas hasta ahora. Con un hijo a cargo, también hace de héroe anónimo que intenta equilibrar la balanza entre intereses de ricos y pobres: Águila Roja. Secundado por su ingenioso lacayo Satur, un auténtico pícaro de la época y a su vez fiel y bonachón que nos recuerda al Sancho Panza de Cervantes. Margarita es la cuñada de Gonzalo y vive la eterna frustración de su enamoramiento hacia él. Por otro lado, destacan las figuras de Lucrecia, la marquesa de Santillana y del comisario Hernán; ambos son viles y los villanos de la serie, en la que aparecerán además otras figuras del populacho y la vida social como Catalina, criada de la corte, el Rey y la casa de los Austrias, y por parte de la Iglesia el cardenal Mendoza, aspirante a Papa.
Si bien el héroe es un personaje de moral sin fisuras, y hay que reconocer que dignamente interpretado por David Janer, nos interesa sobre todo las apariciones de la marquesa (uno de cuyos reclamos como personaje es mostrar constantemente sus curvas) y el comisario. Ellos actúan moralmente mal, pero acordes a unas reglas de sus tiempos en las que la ambición y el abuso de status de los poderosos era santo y seña de su virtud. En cierto modo, llegamos a comprender su tragedia y nos sentimos culpablemente identificados con las decisiones difíciles que en ocasiones han de tomar. Quizás es éste uno de los potenciales de la serie, que muestra las miserias y la grandeza de un tiempo pasado que a veces recordamos con vergüenza y otras con respeto. Todo ello adobado por unos guionistas que hacen brillar a algunos de sus personajes pero no encuentran la trama que los haga funcionar y le dé más interés que el que Gonzalo se entere de una vez quiénes son sus padres, se dé cuenta de que la hermana de su mujer está enamorada de él y que además nos lo sabemos todo ya los espectadores de sobra.

A todo esto, abril de 2011 será una fecha importante para la marca: se estrena película y, lo que más nos interesa, adaptación al cómic. Presentada en la pasada edición de Expocómic de Madrid, Águila Roja verá su primer tebeo en la editorial Glénat. Se centrará en esa etapa a veces referenciada en la serie pero nunca contada, el aprendizaje de Gonzalo en China y cómo decidió convertirse en el héroe enmascarado Águila Roja. Parece que el guión está controlado por la gente que trabaja en la serie, para que pueda complementarla, y los dibujos van de parte de Álex Sierra, antiguo alumno de Escolajoso. Sobre todo, nos parece una buena noticia, por hacer participar al medio cómic del éxito y por otra parte porque se dan unos cuantos puestos de trabajo más a la gente de la industria comiquera patria, si es que lo que hay se puede considerar así.

lunes, 24 de enero de 2011

COMICS PIPELINE, LOS TEBEOS DE LA RED SOCIAL

Poco a poco iniciativas como el libro digital apuntan a un salto hacia el mundo virtual de nuestras lecturas en papel. Personalmente creía que el cambio estribaba en pasar a leer en una pantalla en lugar de en papel, cosa que me fastidiaba bastante, porque si de verdad fuéramos una humanidad responsable y en vez de talar a lo bestia respetáramos los ciclos de crecimiento de los viveros de árboles para papel, o utilizáramos con responsabilidad e implicación el reciclaje, a lo mejor podría seguir siendo sostenible el antiguo sistema, realizado desde hace milenios y que es mejor para la vista, además de aportar sensaciones para otros sentidos como el tacto o el olfato. Pero tras tener conocimiento de esta nueva aportación de los medios digitales que referimos en este artículo, veo que nos pueden ofrecer todo un mundo por descubrir, lleno de de iniciativas y posibilidades que sin duda nos sorprenderán.

El proyecto comienza cuando Kris Simon, editora de Image Comics resuelve su contrato con la compañía y decide darle un nuevo rumbo a su carrera. “¿Cuál es el siguiente paso en la evolución de los cómics hoy día en la era digital?”, es la pregunta que se hacía, y de ahí surgió en septiembre de 2010 Comics Pipeline, una combinación de red social y publicación digital con la que ambiciosamente se propone “cambiar la industria del cómic”.

Con la colaboración de autores conocidos del oficio, como Ben Templesmith, esta joven editora ha creado una plataforma en Internet a través de la cual mes a mes las personas registradas en ella (en suscripción bajo pago) entran en contacto directo con los creadores a través de su "pipeline" (tubería). Ellos les muestran el día a día de su trabajo, dibujos o historietas inéditos y originales que no serán publicados en ninguna editorial, y a su vez sus fans pueden orientarles y expresarles sus gustos, además de disponer del material para el uso que acuerden. La vía de comunicación, al ser lucrativa, sólo puede realizarse privadamente, y la idea se vende como una manera de disfrutar de exclusividad, intimidad y cercanía directa hacia los ídolos/intereses de cada uno, sin intermediación de una empresa, y que se está desarrollando con la ayuda de los nuevos espacios de relación: Facebook y Twitter. Se parece mucho a un encuentro de cómic pero disfrutable todo el año y la iniciativa está continuamente añadiendo nuevas secciones motivadas por la intensa bidireccionalidad que se está consiguiendo en poco tiempo. La verdad es que no sabemos adónde puede llegar esto y si la fórmula de un nuevo tipo de cómic que se desarrolla en la red generará la suficiente fuerza como para pasar de un apunte curioso. Sin embargo, desde MARVEL COMICS (informa Michael Moreci, tras entrevistar a Kris Simon) se está viendo con muy buenos ojos esta iniciativa; su vicepresidente ejecutivo, Ira Rubenstein, confiesa el tremendo riesgo que supone para una empresa el publicar algo y que luego al final en la calle sea el público el que determine si tiene éxito o fracasa. De esta forma, se podría plantear la conversión a una industria de cómic interactiva en la que compartir previamente todo sobre el futuro de sus personajes y ver reacciones, tomar ideas y controlar mucho más lo que la gente quiere de entre el material que sale a la venta. Y desde luego, cualquier otra mínima idea podría ir dándole a esto nuevas dimensiones insospechadas, una vez empezara a andar.

Pero también es verdad que si una creación nace con el único objetivo de contentar a su espectador... ¿Qué podría pasar? ¿Un Gran Hermano hecho cómic? Las obras importantes que pueblan nuestro imaginario cultural no siempre han sido populares en su tiempo o desde un principio. En fin, por ahora os ofrezco el enlace de Comics Pipeline y os emplazo a estar atentos a ver qué nos deparará esto (hoy día, hablando en términos digitales, cualquiera sabe cómo se transformará la cosa):

http://www.comicspipeline.com/

jueves, 20 de enero de 2011

LA EDUCACIÓN DE HOPEY GLASS

Es muy complicado explicar con palabras la experiencia de leer un cómic de los realizados por Jaime Hernández, pero si usted ha entrado en contacto con alguna obra suya seguro que el entendimiento entre lectores se vuelve fácil. Se trata de un autor completo que desde los ochenta escribe y dibuja sus propias historias a partir de una iniciativa común familiar y de la que también se erigió otra gran figura, su hermano Beto. En sus argumentos están presentes sus orígenes (creemos que mejicanos) y en cómo ellos inciden en la nueva vida al oeste de los Estados Unidos, anexionando además elementos salidos de sus obsesiones / intereses / observaciones como el culebrón, la lucha libre, la música y moda punk, los escenarios alternativos, los dibujantes, los traficantes de droga o las chicas guapas y bisexuales, entre otros muchos. Sus temas son amplios, y su forma de tratarlos es dulce, llena de vida.

En España disfrutamos, gracias a Ediciones La Cúpula, de una estupenda recopilación de todo el material realizado entre 1981 y 1996, conformada en tres volúmenes titulados “LOCAS”. En ellos hay multitud de protagonistas que viven sus historias cortas entrelazadas, pero sobre todo destacan dos personajes desde el principio que por una cosa u otra llegan a ser el centro de atención de todos los demás: las pequeñitas Maggie y Hopey, sobre todo la primera que se transforma en su musa, a la que cambia constantemente el color de pelo, el peinado, el estilo de vestir, la forma de llamarla (Mag, Perla, Canija, Maggot o Margaret) y disfruta desnudándola y poniéndola a prueba en todo tipo de situaciones. Incluso es el personaje al que más mella hace el paso del tiempo, pues la chica de parecer la gemela de Hopey irá engordando y envejeciendo de forma mucho más acentuada que el resto de personajes (o al menos, decimos que empáticamente nos afecta más porque es la referencia protagonista de estos relatos). Lo que no cambia nunca es su carácter inseguro, indeciso y tímido.
Precisamente esta peculiaridad de su carácter es la que focaliza el volumen “La educación de Hopey Glass", realizado por Jaime entre 2004 y 2007 y recopilado en España en 2008. Se divide básicamente en dos historias: la de Hopey y la de Ray. Ambos han sido amantes de Maggie, ha pasado el tiempo y en los dos ha dejado el desamor recibido una huella imborrable. A modo de bisagra actúa Ángel, la chica que ahora tiene mayor amistad con Mag. Parece ser que en los meses próximos La Cúpula va a rescatar material inédito anterior cronológicamente a éste (“Penny Century”), pero personalmente esta incoherencia en el orden de publicación en nuestro país me ha aportado una interesante reflexión sobre el paso del tiempo.

Como decimos, los años transcurridos sí importan, y son irrecuperables. Los personajes quieren seguir buscando su propia identidad pero el tiempo, la edad, las circunstancias hacen marca imborrable. Podemos intuir que las cosas han cambiado para los protagonistas, pero no sabemos cómo. Y ello porque están vivos, y ya lo único que podemos hacer es ponernos a compartir con ellos este trozo de su presente, el que Jaime nos muestra. Es como cuando en la vida real te reencuentras con alguna persona al cabo de mucho; tan sólo eres capaz de comprender lo que te pueda contar, pero lo que ha vivido sólo puede interpretarse a través de la comunicación, las partes buenas vendrán acompañadas de entusiasmo, las malas de pesar o silencio incómodo y de las que le fueron indiferentes ya nunca sabremos nada, ni si tal vez en el fondo sí resultaron trascendentes para un observador neutro. Es lo que pasa con este excelente cómic recopilatorio, de nuevo, de historias cortas entrelazadas entre sí.
Hopey siempre ha sido irresponsable, inestable y en general nunca se ha tomado nada en serio, ni siquiera su belleza, que es mucha, y lo sigue siendo en su madurez. En Maggie encontró un gran apoyo desde el principio. Lo primero que hizo cuando la conoció fue volverla loca, confundirla en sus ensoñaciones y sus aspiraciones de encontrar al hombre ideal y de esta forma le hizo ver los placeres de tener sexo con otra mujer, y a ello se dedicaron durante años. Nunca realmente la enamoró, sí le ofreció un refugio cómodo, y ambas buscaron consuelo tanto en otras mujeres como hombres. Pero se adivinaba siempre que Hopey realmente sí sentía amor por Mag. Ahora la ha perdido, al menos de la forma en que antes la tenía, pero a través de la trama vemos que Hopey ya nunca querrá dejar soltar los hilos de amistad definitivamente, y se ven esporádicamente aunque se peleen. Y ha llegado el día en que a su edad la vida la reclama, ya no puede huir más. Un buen trabajo la espera, el de ayudante de maestra, y por fin vemos al personaje luchar por madurar, y aunque al principio incrédula pronto se dará cuenta todo lo que puede dar de sí. Además sus labores con niños la ayudarán a recuperar parte de su infancia y las razones de cómo llegó a perder el rumbo cuando abandonó la inocencia.

Ray tiene ya una cierta integración social, ofrecida por un trabajo estable, pero en su tiempo libre busca la evasión, hacer como que rompe las reglas para liberarse. También ha seguido adelante sin Maggie, pero los dos años que vivió en pareja con ella le han dejado huella imborrable, ya nunca ha conseguido volver a sentirse igual de bien que antes, porque él llegó a amarla en sus virtudes y sus complejos (ya empezaba a estar gordita por aquel entonces). Ahora ya no la tiene, se está dejando llevar más por las pasiones y anda a la caza de Vivian, una bailarina jovencita de poca cabeza y metida en líos con bandas y traficantes, lo que lo envolverá en problemas. Poco a poco veremos la influencia que también Maggie le ha dejado a él y a su entorno y los efectos que le producen su reencuentro. Al igual que con Hopey, él supuso para ella un punto de inflexión en el que explorar sus sentimientos, pero al final no tuvo el valor o la entereza de asumir hasta el final el compromiso que con él había iniciado. El cómo supera Ray el desamor o aprende a vivir con él es otra parte importante de este segundo arco.

Ahora Ángel, que tiene un papel de cierta relevancia en las dos historias, es la nueva amiga de Maggie y está fascinada por ello, como les pasó a todos al principio. Parece como si la pasión que Jaime Hernández siente por el personaje se contagiara a los lectores y por supuesto también al resto de personajes de su universo, que como hemos dicho sólo les falta respirar para parecernos vivos, tan buena es su caracterización.
Con respecto al dibujo, en este tomo vemos cómo ha llegado a un punto de absoluta sencillez, que no simpleza. De nuevo, el eterno blanco y negro con el que tan bien sabe atrapar la luz, el paso del día, las estaciones, y por supuesto la expresividad y movimientos que se contienen en cada viñeta. No nos olvidamos tampoco de cómo sabe captar en apenas unos trazos las diferentes razas y el mestizaje sin entrar en tópicos o distorsiones (Maggie y Hopey tienen claramente rasgos hispanos). Aquí ha optado por páginas de 6 a 8 viñetas, donde se deja seducir por la belleza de sus mujeres (y ojo, ninguna son top models), y para los hombres busca afectar su aparente seguridad ante los desencantos de la vida. Como de costumbre, sabe condensar volumétricamente muy bien los escenarios y la ciudad que habitan sus personitas, aunque no podemos decir lo mismo de los coches y máquinas, que se ve que no le gusta demasiado dibujarlos. A través de la narración gráfica, se introducen multitud de mensajes, frases coloquiales, imágenes cargadas de información de los que muchos se nos escapan; a veces, se hace alguna aclaración al margen por parte de los traductores, y como nota curiosa recogemos esta crítica (¿o broma?) que Jaime le hace a su colega de profesión Peter Bagge:
Se podría decir que en el fondo ésta sigue siendo una historia de Maggie. Sin embargo, ella aparece sólo tangencialmente, es un nexo de unión entre los dos spin-offs y está bastante envejecida (vive su madurez física). Eso sí, continúa inmadura, o mejor dicho, sigue sin aclararse o sin tener suerte en lo que quiere o aspira en la vida. Pero ya vemos una nueva generación más joven y enérgica -también influenciada por el efecto Maggie- que pide paso en el mundo de Jaime, ahora son ellos los que llegan con ganas de comerse el mundo y el papel que hacía la familia en los primeros números lo ocupa aquí la vieja guardia, esta vez ellos están en medio de las “locuras juveniles”. Parece que el pequeño y gran mundo que ha creado este autor sigue latiendo con fuerza, y más que un epílogo a las historias de LOCAS, que también lo es en cierto modo, se ha parido el futuro de lo que podrán ser. Personalmente espero que ojalá así sea.

miércoles, 12 de enero de 2011

AQUÍ, DESPUÉS DE LOS MUERTOS VIVIENTES (TEMPORADA 1)

Pues terminada de ver la primera temporada de la serie televisiva THE WALKING DEAD me dispongo a hacer algunas reflexiones sobre lo que personalmente he experimentado, por si a alguien le interesa una opinión extra. La verdad es que no entiendo por qué no han traducido el título, si en su país cualquiera que acuda a la serie ve a simple vista que alude directamente al género zombi y aquí no estamos habituados a esta frase en inglés; si no estás mínimamente informado probablemente no sepas de antemano de qué va el tema de lo que te dispones a ver. Debe ser la moda: Lost, Fringe, True Blood, etc., muy bien para la cultura idiomática del país, a lo mejor, pero por suerte o por desgracia con la ya arraigada cultura de la traducción que tenemos en España yo creo que hoy día suena más a que los traductores buscan ofrecer algo exótico, y me parece que abusar de los préstamos de esta forma no es aprender nuevas lenguas, sino que confunde la ortografía personal, aparte que le han chafado a Planeta de Agostini cinco años de publicación del cómic en el que se inspira, asumido todo este tiempo con la trascripción “Los Muertos Vivientes” (que no es que sea literalmente lo que quiere decir, más bien sería algo así como “los muertos que caminan”, aunque resulta coherente con cómo se habían traducido las películas anteriores sobre zombis).

La serie de televisión es la primera que se hace dentro del género zombi, que sepamos, y constituye una adaptación del cómic, como decimos, que es una publicación actualmente en curso y que en España lleva 12 tomos de 6 números cada uno. Esta 1ª season televisiva (dispensen la broma) está realizada en el seno de AMC y se compone de 6 capítulos, de 42-43 minutos cada uno, guiados por Frank Darabont, que hizo esa gran película de título tan mal traducido, precisamente: “Cadena Perpetua” por “The Shawnshak redemption”. Comienza con la brutal escena del protagonista, Rick Grimes, volándole la cabeza a una niña zombi, que si bien se entiende la necesidad de matar a estos bichos, y de impresionar al espectador para captar su atención, y que es una ficción, la elección de este comienzo fuera de contexto, no me parece muy acertado; amén que a la pequeña sólo le han maquillado bien bien la cara y ver sus jóvenes piernas caer hacia atrás muerta, más que dar miedo, hiere la propia sensibilidad. En fin, después se pasa a algo menos mosqueante, porque la cosa mejora, y mucho, se ve mejor cuando va de la mano de la serie en papel, la obra maestra de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard.
Rick Grimes es un policía de pueblo que en su vida ha matado una mosca, y cuando le sucede un caso algo más complicado acaba en coma en el hospital. Despierta ignorante en medio de un mundo habitado por muertos que caminan, voraces, mortales, y donde la energía y las comunicaciones que mueven la sociedad son cosas del pasado. Gracias a la mediación de Morgan Jones y su hijo Duane –apenas hay supervivientes- se pone al día de lo sucedido y aprende todo lo necesario para sobrevivir, emprendiendo entonces la búsqueda de su propia familia hacia Atlanta, donde bien podrían haberse marchado si vivieran. Se adivina que antes de la catástrofe su vida no era perfecta, pero su necesidad instintiva de proteger a su hijo y a su mujer lo erigen como un líder nato para todo aquel que se cruza en su camino, dándoles esperanza de supervivencia, lo que es mucho en un mundo destruido y es lo bonito en el argumento del tebeo madre.
De la trama no diremos más que el hecho de que se centra en los acontecimientos del primer tomo recopilatorio “DÍAS PASADOS” (6 números USA, todos dibujados por Tony Moore, pues Adlard no entra hasta el nº7), y los peligros de vivir en los lugares por los que los muertos caminan, tomando algunas cosas, cambiando otras y al final desviándose notablemente de su argumento, a terrenos que el guionista Kirkman no había tocado en toda la serie impresa, ni falta que le hacía (¡¡AVISO SPOILER!!), el del origen de la epidemia y qué es lo que ha pasado en el resto del mundo. En el cómic los zombis son dibujados indeterminados, putrefactos, una muchedumbre atrofiada, imprecisa y asquerosa, no menos letal por ello. Realmente no son más que una excusa narrativa, el peligro que amenaza la convivencia y provoca las reacciones y relaciones personales en situaciones extremas, pero en nuestra opinión se ve que los guionistas de la tele se están dejando seducir un poco por su singularidad, y aparte de esa argucia hollywoodiense que hemos comentado más arriba de tener que explicarlo todo, principalmente en los primeros capítulos se hace hincapié en los encuentros con los zombis, se prepara la tensión con más mimo que las interacciones de los personajes y se recrea en la imagen agresiva y en mostrar el maquillaje terrorífico. Es muy raro para un lector de este cómic ver a los no muertos mirar a la cara, activos, rápidos, girando el pomo de la puerta e incluso trepando por escaleras de mano... En fin, se sabe que la audiencia pide espectáculo.
La aparición del color –el tebeo está en tonos grises- y la imposibilidad de un presupuesto suficiente para degradar y destrozar al extremo todos los escenarios que los actores pisan suponen otra diferencia obligada con la que el proyecto arranca. También el protagonismo de un grupo amplio e interracial desde el principio, como es santo y seña de las series de televisión hoy día, y eso conforma un problema, porque cuando ves a sus componentes rápidamente te das cuenta de quiénes son los actores principales, que no van a morir, y ya no contamos con esa incertidumbre del libro por la que nadie estaba a salvo. Es verdad que el ego de actor generalmente extendido ha cambiado mucho los esquemas narrativos del proyecto, es inevitable, todos quieren chupar cámara y no palmarla para seguir en la 2ª o siguientes temporadas, pero para mí el peor resultado de esto es que ha provocado que ya se pretende mostrar la autoridad de Rick desde este principio, y opino que ha quedado algo forzada en tan pocos capítulos, porque en la versión original se produjo a raíz de desgracias y pérdidas sucesas, tornándolo de hombre amable y tranquilo a crudo, desconfiado, fuerte, capaz de asumir bajo su tutela a cada vez más vivos. En concreto, el momento del primer zombi que mata Rick en el cómic tiene mucha sensibilidad, y aquí se ha dejado para su segundo asesinato, con la misma emotividad, pero en el primero mató sin dudar, disfrutando del acto porque era un compañero de la comisaría que le caía mal (así no se explica cómo el personaje asume la necesidad del asesinato de otro ser, el zombi).
Echo de menos el uso de los atuendos, el cambio de look en el pelo, la ropa cómoda y adaptada al paso de las estaciones. Dotaban todo de gran vida en el cómic. No obstante, con todo el camino recorrido por dicha versión original (hasta ahora, poco más de un año en tiempo narrativo), ahora la televisión dispone de mayor perspectiva para trenzar los hilos que Kirkman dejó sueltos u olvidados, pese a su inconmensurable trabajo. De esta manera, los personajes Morgan y Duane Jones en la televisión han quedado mejor explicados y conectados al futuro de Rick; asimismo, Andrea y Amy fueron dibujadas de una forma por el primer dibujante, Tony Moore, y luego Adlard intercambió su diseño para ellas en lo sucesivo, y es éste ya el que adopta la serie. También se profundiza más en Shane, ese amigo/rival de Rick que no sólo se parece mucho al personaje de papel, sino que además el indagarlo bien es necesario para la narración, y no hace falta ya sustituirlo luego en cuanto a su relación con Rick por las figuras de Tyreese o Abraham, como pasó en el cómic. En general, la caracterización es bastante buena (sí, aunque Rick se parezca a Fernando Tejero, Andrea a Bárbara Rey o Dale a Chanquete), y por ese concepto de hacer grupo se han acercado ya a personajes de los sucesos futuros, dándoles alguna habilidad especial y encajándolos de alguna forma bajo un nuevo nombre para hacerlos evolucionar, acentuando más su vocación de superhéroes televisivos que combaten a las fuerzas del más allá, recordando en parte a cómo usaba esta clave Buffy Cazavampiros y línea que sin duda ya cruzó también Kirkman en su guión.
La serie va a ir por su propio camino, nos parece, también esperamos que vuelva siempre que pueda a la fuente original, que es largamente aprovechable, pero ante todo creemos que es necesario leer la historia en viñetas para disfrutar la historia al completo, todo su hondo mensaje. Al menos por lo visto hasta ahora no parece que pudiera funcionar muy bien por sí sola, y si no pues seguro que ustedes tienen algún vecino que les explique lo que no hayan captado bien (esta obra se está convirtiendo en un fenómeno considerablemente extendido, para ser un tebeo). Lo que sí está claro es que THE WALKING DEAD va a continuar aún un tiempo en el panorama, en ambos medios, porque en noviembre de 2011 AMC presentará la 2ª temporada y Kirkman ha anunciado que pretende seguir haciendo durante muchos años la vida de Rick en esa historia de zombis en la que siempre indagar más y más tras lo que sucede en cada final parcial marcado por el comic book.

viernes, 7 de enero de 2011

BESTIARIO DE ANDAR POR CASA.05

No es inusual ésta experiencia que nos trae Sanxa Cobo. Veámosla:

“Prisas. Necesito prisas. Y cuando más rápida tienes que ir, más obstáculos aparecen, más lenta te sientes. ¿Es eso justo?

Si por culpa de la lentitud pierdo una de las oportunidades de mi vida, pensaré que es que existe ese Demonio del Tiempo que todos temen. Hacedor de la parálisis, maldito estancado, que se arrastra en la tranquilidad, ¡eres una tortuga!

No creo que yo pudiera vivir en el pasado, esos momentos en que todo iba a un ritmo menor y la vida sabía a muy poco. Yo quiero muchas cosas, y las necesito para ayer. Probablemente ya soy engendro del Diablo de la Vorágine, bienvenido, y réquiem por aquel otro pringado lento y anticuado.”