domingo, 3 de abril de 2011

ENTREVISTA A JAIME HERNANDEZ [noviembre 2010]. Parte 4


PARTES DE LA ENTREVISTA: UNA, DOS, TRES

PARTE CUATRO

Recogemos nuestra cuarta parte con esta leyenda del cómic discutiendo en esta ocasión sobre los fanzines de “Love & Rockets”, los orígenes de los superhéroes y redescubriendo cómics a través de los ojos de su hija de 12 años.

-¿Por qué conectar los dos mundos? ¿Por qué hacer a Maggie parte del mundo de los superhéroes?

Creo que porque ella siempre ha aparecido. Creo que sólo quería a alguien externo girando las tornas. Como digo, Maggie era la única del mundo ajeno, en vez de los superhéroes. Y ella estaba jugando con las reglas de ellos. Ésa es la razón por la que, en la historia, todo está tan loco. No pueden darse cuenta de qué pasa. Es así, muy extraño. ¿Por qué no podemos leer los cómics? Las páginas de cómic están en blanco. Bueno, Maggie podía verlos a ellos, porque ella no jugaba con sus reglas establecidas.

-¿Tenía sentido cuando pensabas que hacías libros de Batman?

No. Supongo que en mi momento presente, si prefieres llamarlo “profesional”, ya todos pasamos eso. Yo quería hacerlo cuando era niño, naturalmente. Pero nunca vi que de verdad se hiciera realidad, porque era demasiado ajeno a la vida de mi pequeñita ciudad. Tienes que trasladarte a Nueva York, tienes que usar lápiz y tinta, tienes que dibujar sobre papel real [risas]. Estaba mucho más allá de mi experiencia en una ciudad pequeña.

-Pero entonces pensabas que podrías ser un artista de comic book.

Recuerdo que esperaba –recuerdo que, cuando Gilbert y yo hacíamos trabajo de fanzine para editores pequeños, si había algún tipo en la sala decía, “nos gustaría que la gente enviara su arte”, y cosas de ese tipo. Nosotros sólo queríamos ser publicados. Sabíamos que no era la gran ocasión, pero era sólo una manera de divertirnos al estar ahí fuera, incluso a una escala pequeña.

Y aún por aquel entonces, teníamos historias que contar, y esperábamos que un día serían publicadas. Pero no aguantábamos la respiración, porque sabíamos cómo funcionaba el tema.

-No había mucho hueco para ese tipo de trabajo entonces.

También, que no conocíamos a otra gente del cómic. Sólo eran cuatro hermanos en su mundo [risas]. Así, cuando nos hicimos mayores, dejamos de querer conformarnos con eso. Queríamos hacerlo por el camino que queríamos hacer eso, y así es como llegó “Love & Rockets”.

-Tienes hijos.

Sí, ella tiene 12 años.

-De alguna forma te da la experiencia de descubrir las cosas de nuevo, ¿no? ¿Es ella fan de cómic?

Precisamente le gusta la “Pequeña Lulú”. Le van más algunas novelas gráficas de mujeres. Le gusta, digamos, Hope Larson y Cecil Castellucci –quien hizo “Plain Janes”. Ahora mismo le va ese tema. Pero aún le compro las reediciones de la “Pequeña Lulú”, y le gusta “Nancy”. Cosas de ese estilo. Y a mí me gusta que se quede en el lado chiflado del tema, por ejemplo, “eh, crees que la 'Pequeña Lulú' es divertida, ¡pues espera a que leas “Nancy”! ¡Te va a impresionar! ¡Es algo de fuera de este mundo! [risas].

-Ella dibuja, ¿no?

Dibuja para ella misma. Hemos dibujado cómics juntos, yo hago una viñeta y ella la soluciona. La debatimos. Pero no a gran escala. Pronto decidí que yo no iba a influenciar en su imaginación, porque recuerdo lo libre que era la mía cuando era pequeño, y si alguien intentaba influenciarla, me perdía.

Eso me deshacía totalmente, cosas del estilo, “oh, haces dibujitos de cómic. ¿Pintas letreros de almacén?” Yo me sentía, “¿qué rayos tiene eso que ver con los cómics?” Y eso simplemente me descolocaba. No era lo mismo. Y sabia cuánto me dolía. Y por eso sencillamente le dejo que haga lo que quiera.

-¿Viene alguna vez a las convenciones?

Ha estado en San Diego, una o dos veces. Va a ir el año que viene, porque tendrá 13 años y creo que es la edad perfecta para perderse en todos esas cuestiones que le gustan, porque todavía le gusta “Harry Potter” y todos esos temas. Le gusta el material de Neil Gaiman –los libros. Nunca ha tocado el tema de Sandman. Pero le gusta “Coraline” y cosas así.

Y San Diego tiene todo ese mundo. Simplemente no puedo esperar hasta que le dé permiso y le diga, “Piérdete. Diviértete”.

-¿Fue el tener una hija lo que te llevó a redescubrir los cómics de superhéroes? Queriendo redescubrir lo que amaste en primer lugar.

Nunca lo pensé de esa forma. Hm. No... Creo que los que me llevó a hacer el cómic de superhéroes fue principalmente que había estado vertiendo insinuaciones acerca de un mundo oculto tras el mundo de Maggie y Hopey. -¿Lo hiciste a propósito?

Lo hice por diversión. Y luego empezó a conectarse. Comencé pensando, “espera –se supone que la vecina de Maggie es una superheroína escondida bajo una identidad secreta”. Y Maggie y Hopey la espían. Y así se empezó a convertir en algo. Y las cosas empezaron a conectar. Y ahí es cuando pensé, “bueno, si tengo estas insinuaciones, voy a reunirlas y a darles sentido”.

Todo empezó con Penny Century, en el primerísimo primer número, diciendo, “Quiero ser una superheroína”. Y pensé, bien, qué mejor manera de introducir esta aspiración superheroica –esta aspiración está llevando la comunidad de superhéroes a la locura, y una vez que ella consigue sus poderes, ya está. ¡Tíos estáis en problemas! .

Así que todos han de juntarse para frenarla, porque todos saben la amenaza que es, por el hecho de que está loca [risas]. Entonces pensé que sería divertido seguir, y juntar el mundo de los superhéroes con el mundo real, hasta que el mundo de los superhéroes asumiera el poder.

-¿Va a continuar existiendo?

Cuando lo crea conveniente. En cierto modo me quemé con esto. Estoy realmente contento de que lo cubriera con un montón de tierra. Pero en cinco años nunca se sabe.

-¿Te quemaste con la fantasía?

Sólo por este asunto particular. Por la forma en que trato a los personajes. Ves unos cuantos números con un personaje, y luego su historia termina. No lo trato más en cinco años. Ya he hecho lo que debía con ellos, pero no mueren necesariamente, por lo tanto puedo usarlos de nuevo más tarde [risas].

Es como cuando pasas un fin de semana con un amigo y luego dices. “adiós”. Tuviste este ratito con ellos, y van y se marchan y viven sus vidas y no los ves durante dos años.

-Es como ir a una convención de cómics.

Sí, algo así. Ésa es la forma en que trato a los personajes, y la que hice con el tema de los superhéroes. Naturalmente, tengo un millón de ideas para todos y cada uno de los personajes, pero tengo sólo un pensamiento limitado y unas energías físicas limitadas para desarrollar las cosas, por lo tanto muchas veces se quedan en la recámara durante cinco años, hasta que estoy preparado.


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