lunes, 24 de octubre de 2011

LANZAMIENTO DE ‘ALUZINE DE FANZINE’ Nº6

Ofrecemos aquí los enlaces para DESCARGA de la nueva entrega de nuestra publicación, ALUZINE DE FANZINE Nº6:

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Si os atrae la idea, en el número podréis ver la siguiente aventura de EL CAPITÁN TORRE DEL ORO, emblema desde su origen para este fanzine. En 36 épicas y divertidas páginas, los estudios Castle Acojoneiting Productions ponen fin a un ciclo que desde el nº3 de Aluzine le ha insuflado vida propia al superhéroe torero, y que sin duda han constituido la espina dorsal de la revista desde entonces. Un esfuerzo impagable que ha monopolizado durante varios años la creatividad del autor, dejando aparcados temporalmente sus otros proyectos. Pero creemos que ha merecido la pena, y no sólo nos deja una rica herencia, sino que además da repaso y pone en orden las ideas vertidas en nuestra última entrega, en la que junto a varios colaboradores hicimos un especial centrado totalmente en la figura del Capi.

Sergeus pone su chispa a nuevas entregas de “LA DURA VIDA DEL AFICIONADO A LOS COMICS” y de “VICENTE EL CALIENTE”. Y además es el autor de las dos cubiertas, así como de la atractiva campaña de marketing que nos viene informando desde el verano de todo lo concerniente al mundo de Aluzine; y por supuesto gestiona eficazmente nuestro nuevo espacio en Facebook. Absorbido en la próxima entrega de su propio spin-off, “PATO SALVAJE” -en el que participan Carla Berrocal y Sergio Bleda- aún nos brinda el Editorial que nos habla de todos estos temas, y que en la imagen abajo se puede leer:

El número presenta como novedad la inclusión del personaje “ROMERO EL CAMIONERO” dentro del Universo Aluzine, interaccionando por primera vez con miembros de los “Vendetta-Men” y también con “Ese Moíto”. Aunque la colaboración entre los autores había sido fluida e intensa, sus andanzas habían permanecido “autónomas” (como transportista que es) hasta la fecha. Rompiendo la costumbre, para la ocasión no hemos podido contar con colaboradores extra, aunque desde aquí sí hemos aportado un par de pequeñas historias autoconclusivas que complementan las 64 páginas del ejemplar.

En suma, este medio de expresión que es un cómic entre amigos nos ofrece un entretenido soporte en el que dar rienda a nuestras inquietudes creativas con libertad, y esperamos que lo siga siendo aún por mucho tiempo, con próximas novedades en cuanto a su devenir. Para esta cita hemos elegido el formato digital y probablemente en breve podremos digitalizar también las entregas anteriores para que estén disponibles aquí en Internet, ya daremos información en cuanto tengamos más noticias, que llegan con ritmo pausado pero llegarán, no cabe duda, si la ilusión y la oportunidad de hacer lo que nos gusta no nos abandona!

viernes, 14 de octubre de 2011

BLANCO HUMANO: ENCUENTROS CASUALES

Hoy queremos detenernos en el libro “BLANCO HUMANO: Encuentros casuales”. Planeta edita en este tomo las dos historias anteriores a la serie regular de BLANCO HUMANO y que dieron origen a la misma. Hasta ahora habían sido publicadas por NORMA Editorial, de hecho se encuentran ya descatalogadas, y Agostini retomó la labor a partir del número 6 de la serie derivada. Por lo tanto, el esquema de la colección es éste:


-ENCUENTROS CASUALES (2 miniseries. Planeta de Agostini)
-ZONAS DE CHOQUE (nº 1-5. Norma Editorial, descatalogados actualmente)
-VIVIR EN AMÉRIKA (nº 6-10. Planeta de Agostini)
-EN EL NOMBRE DEL PADRE (nº 11-16. Planeta de Agostini
-EL USURPADOR (nº 17-21. Planeta de Agostini)

El personaje “Blanco Humano” fue creado en los 70 por Len Wein y Carmine Infantino, apareciendo en diversas colecciones de DC Comics, tales como Action Comics o Detective Comics. El argumento se basa en el clásico concepto del personaje camaleónico, en esta ocasión en el bando de los buenos, y consiste en la descripción de los casos en los que se ve envuelto Christopher Chance, un guardaespaldas y detective que suplanta la personalidad de sus clientes, amenazados de muerte, con objeto de centrar el peligro sobre sí mismo y así cazar al asesino. Ya en 1992 se intentó darle continuidad con la serie televisiva -de tan sólo 7 capítulos- “HUMAN TARGET”, traducida en España como “En el punto de mira”, aunque no obtuvo el éxito esperado.


Será en 1999 cuando este personaje consiga por fin consolidarse, por medio del trabajo de Peter Milligan y Edvin Biukovic (escritor y dibujante, respectivamente). Fue un encargo para la serie VERTIGO de DC Comics, con el objeto de revitalizar antiguos personajes de la compañía. El resultado ofreció una sólida trama titulada "Encuentros casuales", nombre que se da también al libro, y en la que un pastor de un barrio marginal pide la protección del Blanco Humano, y completan el enredo la aparición de dos Christopher Chance y una asesina que ha recibido el encargo de acabar con él. De fondo en todo este asunto vemos un protagonista cansado de su trabajo y con un dinero ya recaudado que le permitiría vivir tranquilamente el resto de su vida; no es casual su desgana, pues la profesión exige ser un hábil actor, estar en plena forma física y mental y pasar largos periodos de tiempo viviendo las 24 horas la vida de otra persona.


Según parece, en un principio, el guionista Milligan no quería aceptar este encargo, pero pronto descubre el potencial de la historia y se hace con las riendas de una manera notoria. Su planteamiento en la primera miniserie de las dos contenidas en el tomo ENCUENTROS CASUALES es mostrarnos la profesión del Blanco Humano como un riesgo para la identidad del que la asume, un deterioro continuo del yo que podría hacerlo desaparecer. Aunque Chance es el prototipo del héroe -retomando una cita de David Michelinie, ese “humano capaz de estar sometido a presiones y responsabilidades que exceden de las de sus pares, carga que acaba por cobrarse su precio y la que al final demostrará al verdadero héroe”- en muchos momentos demuestra que el peso es demasiado incluso para él. Si unimos esta profunda e inteligente reflexión a un guión muy bien urdido, plagado de ironía, acción, giros inesperados, absorbente y con complejos y bien definidos personajes, el resultado es una obra maestra de las que me gustaría guardar y recordar, aunque esté presentada como una propuesta más entre los numerosos pliegos que imprimen mes a mes todas esas máquinas de las editoriales, llenando nuestro imaginario de personajes e historias entrañables de los que, estadísticamente, no todos sobrevivirán al tiempo.

Por supuesto, fundamental en esta entrega de BLANCO HUMANO es también la aportación gráfica, no se queda corto en brillantez el dibujante, Biukovic, embelleciendo los textos con un dibujo de alguna manera sencillo pero a la vez trepidante, equilibrado y bien proporcionado.


Visto el éxito de esta primera miniserie, en 2002 se le hace otro encargo a Milligan, que se titulará “MONTAJE FINAL”, y supone el segundo arco que se recoge en este tomo editado por Planeta que estamos comentando. Tras la triste noticia de la prematura muerte de Biukovic, será Javier Pulido su sucesor a los lápices, y cumple de sobra, en un estilo que tiene cosas en común con el de su predecesor. De nuevo, un excelente resultado en el que Chance penetra en el intrincado mundo de Hollywood, mostrando la cara oscura del supuestamente radiante mundo de la capital del Cine, y puede que una reflexión de Milligan sobre la experiencia que adquirió como escritor de guiones cinematográficos. Argumentalmente, los sucesos aquí se unen a la miniserie anterior, por medio de la historia de la asesina a sueldo y prosigue diluyéndose en su trabajo la personalidad de Chance.


En la serie regular que seguirá a este trabajo el guión es íntegro de Peter Milligan, y en el capítulo de dibujo le acompañarán de nuevo Pulido, y Cliff Chiang y Cameron Stewart. Además, Milligan introduce más pensamientos laterales, creo que interesantes, sobre el presente en el que se produce, tales como las consecuencias de los atentados de las Torres Gemelas, los tópicos made in USA, el futuro que depara a las grandes estrellas, religión, política, etc. Supone una lectura entretenida, únicamente con un pero, porque hasta el último número que se ha publicado en EE.UU. la serie no contempla un final definido, termina con más preguntas de las que empezó acerca de la identidad humana, y no sabemos si eso quiere decir que habrá más entregas en el futuro (que según apuntan rumores es lo más probable, pese a que puede que no esté ahí Milligan) o tal vez lo que pretende el escritor que le ha dado fuerza a este proyecto es resaltar que no hay respuesta al planteamiento, que el desprendimiento de nuestro propio yo es un factor del que no nos podemos librar. En cierto sentido, si echamos un vistazo a la Historia no le falta razón; por ejemplo, si analizamos la vida actual en las grandes ciudades, a simple vista sólo contemplamos un conjunto de seres humanos sedentarios, atados a un lugar y a unas rutinas. Si quieren quedar inscritos en ese sistema (por otra, única posibilidad de supervivencia en este medio) habrán de responder con su esfuerzo a los mecanismos de control imperantes, es decir, horarios, tarjetas de identidad, movilidad geográfica, hipotecas, obligaciones asfixiantes, burocracia, etc. También en el capítulo de estímulos y comunicación, pues en las relaciones se exige la integración de todo miembro en las costumbres generalmente aceptadas: mostrar apariencia de felicidad; adscribirse a grupos; la unión en pareja; ser duchos en actividades de ocio tales como beber, fumar, saber de fútbol o disponer de dinero para salir; cuidar la imagen física que exteriorizamos al máximo; participar en actividades ampliamente reconocidas; ser tenido en cuenta,... entre otras muchas cosas. En todo ello repercute la presión de modelos arrolladores, líderes erigidos por ocultas conveniencias que son los que marcan las tendencias y las pautas a seguir, y que ellos mismos, o incluso a través de la masa abstraída, podrán decidir quién responde al rígido esquema impuesto y quién se queda fuera. No obstante, también ellos serían víctimas de un sistema con vida propia una vez llegados a cierto punto de aceptación generalizada. Y a través de ellos se marcarían modas muy fáciles de extenderse y a las que adaptarse, pero un flujo tsunámico para el que ha sido apartado o no se siente atraído, abismos que se acrecientan día a día, cuando en el mismo sitio se producen importantes registros cada vez más difíciles de reconciliar: integración y exclusión, democracia y tiranía, pobreza y riqueza, comodidad y crudeza. Si se analizan objetivamente, estos hechos podrían habernos borrado ya nuestra verdadera naturaleza, y tal vez estar instalando el universo alienante para la individualidad que se describía en libros como “Mundo Feliz” de Huxley, “1984” de Orwell, “Fahrenheit 451” de Bradbury o “V de Vendetta” de Moore -entre los que más recomendaríamos sobre el tema-, por improbable que en superficie este planteamiento literario nos pudiera parecer.

Como nota final, decir que a principios de 2010 la FOX estrenó una nueva adaptación a la TV de la serie, de la que no dejo de escuchar malas críticas que no animan a echarle siquiera un vistazo de cortesía al episodio piloto. Aunque no por prejuicios deberíamos dejar de dar oportunidades, o comenzaríamos a participar también del terrible desgaste.

jueves, 6 de octubre de 2011

HUGO PRATT. La mano de Dios

Creo recordar haberles hablado antes por aquí de lo importante que me resulta la teorización en un medio de expresión artística –a mí me lo parece así- relativamente “nuevo” como es el Cómic, aún sin lugar consolidado en las enciclopedias o los museos como las otras Artes. En ese campo tan extenso por seguir descubriendo, van apareciendo ya estudios sobre autores excepcionales que, aparte de sus obras, destacan por sí mismos, ya que en su sello encontramos con frecuencia la garantía de enormes trabajos por disfrutar. De esta forma, nace la necesidad de abordar el género de la BIOGRAFÍA, y a propósito de ello traigo por aquí un libro teórico que últimamente he tenido la suerte de leer, titulado “HUGO PRATT. La mano de Dios”, escrito por Ángel de la Calle y editado por DOLMEN Editorial.

Sin ánimo de desvirtuar este trabajo que se ofrece al público sobre la vida y obra de Hugo Pratt, el objeto de nuestros comentarios será el de acercarnos a este manual y divulgar sus aportaciones. Sí nos gustaría apuntar antes el inicio dubitativo que nos provocó lo ambicioso del título, por comparar el fruto del esfuerzo de una persona individual con la capacidad omnipotente de un ser infinito.

En el prólogo, se nos hace una comparación de Hugo Pratt con el pensador y escritor francés Sartre; si bien éste, por los logros en su materia hicieran valer en círculos cultos para el siglo XX la denominación de “el siglo de Sartre”, Ángel de la Calle califica que en el Cómic podríamos hablar de “el siglo de Hugo Pratt”, y a resaltar ese cometido se entrega en las páginas siguientes. Destacamos que, aunque no expresa en ningún sitio con detalle todas sus fuentes, a través de una frase aquí y allá adivinamos que ha elaborado su estudio partiendo de otros libros teóricos, de entrevistas, de los testimonios de familiares y, en lo personal, de las tres veces que se reunió con el autor, comentando que en esa labor ha encontrado algunas incoherencias incluso en el propio testimonio de Pratt.

El libro está estructurado en tres capítulos: la vida, la obra y el autor. Ninguno de ellos puede desligarse por completo de los otros y, con una operación que nos parece adecuada, elude en bastante medida las fotografías, para narrarnos su ensayo a través de las viñetas y los dibujos de Pratt (que además constituyen una recopilación que es un tesoro, por reunir mucha documentación de difícil acceso en el mercado corriente actual). Así, las páginas se poblarán de toda una pléyade de imágenes en las que asimilamos mucho mejor el propósito de conocer al autor desde su obra, para llegar mucho mejor a él.

CAPÍTULO 1

Sin ánimo de hacer una biografía exhaustiva, se nos relata la vida del autor italiano en relación con la obra que va llevando a cabo y cómo ambos terrenos en él fueron capaces de interaccionar de una forma intensa. Por otro lado, por medio se resalta su ambiente familiar variado, sus múltiples viajes, sus continuos romances, su carácter aventurero y su gusto por lo interdisciplinar. Como nos dice Ángel de la Calle, es llamativo el hecho de la alta producción que llevó a cabo durante su vida (a veces hasta 500-600 viñetas al mes) con las múltiples experiencias que vivió en lo personal. La conclusión que saca de ello es que aprendió a trabajar veloz y que no necesitaba estar pegado a un tablero, sino que podía compatibilizar sus aventuras con el rato para las obligaciones, en algún momento del día o de la noche.

También, hemos abstraído del texto de de la Calle, a modo de apuntes, la movilidad geográfica documentada que podemos asegurar que tuvo Hugo Pratt a lo largo de su vida. Todos estos datos se leen mezclados en la prosa de este capítulo, y yo creo que clarificada a modo de tal esquema-resumen que abajo recogemos nos podría aportar alguna apreciación interesante a la hora de abordar este libro y en general la obra de Pratt:

1927. Nace en Rimini durante unas vacaciones de su familia. Vivirá en Venecia.

1937. Su padre, funcionario, es trasladado a Etiopía y se lleva a su mujer y a Hugo.

1943. A la muerte de su padre, es repatriado junto a su madre por Cruz Roja desde un campo de concentración.

1948. El Grupo de Venecia, en el que se inscribe, recibe una oferta de trabajo de la editorial Abril, y entonces, junto a algunos de ellos, Pratt se traslada a vivir a Buenos Aires (Argentina).

1952. Regresa a Venecia, y conoce a la yugoeslava Gucky Wogerer, con la que se casa En 1953 vuelve a Buenos Aires y allí en Argentina tendrá dos hijos (Lucas y Marina).

1959. Viaja a Londres y Wheeling (Virginia).

1960. Vuelve a Buenos Aires.

1962. Viaje de vuelta a Venecia con la argentina Anne Frognier, pasando por Lisboa y París. Se afincan allí, pero ella volverá a Argentina para dar a luz a sus dos hijos con Pratt (Silvina y Giona). Mientras, él viaja a Bahía (Brasil), conoce a la familia Dos Santos y con una de las mujeres que pertenecen a ella tendrá otra hija, Victoriana; además, adopta a los cuatro hijos ilegítimos de otras mujeres de la familia. Posteriormente, se internó en la selva del Matto Grosso durante varias semanas. Vivirá 20 días con los indios nómadas Xavantes y allí conoce a una chica nativa con la que tendrá otra hija (Tebocua).

1967-69. Por trabajo, se trasladará frecuentemente desde Venecia hasta Génova.

1969. Marcha a Etiopía a buscar la tumba de su padre. Proseguirá hasta Kenia y Tanzania.

1970. Se queda en paro y, siendo aún poco conocido en Italia, viaja a París a buscar trabajo. Se quedará allí a vivir, aunque conservará su piso en Venecia y seguirá pasando allí temporadas. En esta época, eclosiona su fama y le llega el reconocimiento. Ese año llega al norte de África atravesando España.

1971. Viaja a Irlanda.

1972. Viaja a Nueva York, Wheeling y Etiopía.

1976. Viaja a Canadá.

1977. Vuelve a Argentina.

1978. Viaja a Angola.

1981. Ruta por África.

1983. Viaja a Irlanda, Estados Unidos y Canadá. También, en esta fecha se va a vivir solo a Grandvoux (Suiza), que ya será su residencia habitual por el resto de su vida.

1985. Regresa a Argentina y se mueve por la Patagonia.

1986. Viaja a París para inaugurar una exposición sobre él en un museo nacional, la 1ª dedicada al cómic en un espacio de este tipo.

1988. Visita Argentina, Chile, Perú, Méjico, Guatemala, Honduras, Florida y Canadá. También va en concreto a la Isla de Pascua. Vuelve a Venecia a la muerte de su madre.

A partir de aquí se moverá menos, exceptuando un viaje en 1992 a los Mares del Sur (Isla de Pascua, Samoa, Pago Pago, Rarotonga, y a la tumba de Robert L. Stevenson).

1995. Muere dibujando hasta sus últimos días, tras desarrollar una enfermedad en el año anterior.

CAPÍTULO 2

En esta parte del libro, Ángel de la Calle va analizando las cualidades narrativas y gráficas de Hugo Pratt desde la perspectiva de su evolución. Sobre sus trabajos más importantes –imágenes que pueden hallarse aquí, pero también diseminadas por el resto de páginas del libro-, nos detalla los logros de su trazo, las técnicas que emplea (principalmente pincel, plumilla y aguada, y al final de su carrera también introduce el rotulador), sus recursos, influencias de otros autores, su composición de la página, las decisiones para escoger ángulos, planos, posiciones de los personajes que controlen el tiempo del relato y con ello las emociones del lector.

Un placer descriptivo que a su vez se verá acompañado por comentarios sobre los fondos de las viñetas, que parece ser que a veces fueron criticados por sus editores, al ser poco descriptivos, aunque es verdad que Pratt llegó a una simplificación tan depurada, que con apenas unas líneas era capaz de evocar los paisajes de su memoria. Especialmente, de la Calle destaca que sus mares y sus cielos abiertos se harán firma del autor. En otras ocasiones de su trayectoria, los fondos fueron realizados por algunas de sus amantes y luego por su amigo el arquitecto Guido Fuga (en apoyo de la maquinaria y artilugios militares). Sobre este último, critica el contraste que producía en la misma viñeta su dibujo técnico con el dibujo impetuoso y manchado de Pratt. Nosotros nos sumamos a esta idea, quizás no fuera acertada esa conjunción tan directa de dos profesionales de medios de expresión diferentes.

De la Calle también nos destaca el hecho de que motivos comerciales al final de su carrera hicieran que Pratt fuera tomando algunas decisiones creativas; se refiere a la eliminación del rayado y las marcas de profundidad en sus dibujos ya que sus páginas iban a ser editadas con un color añadido. Sin embargo, reconoce que la maestría de Pratt, lejos de perjudicar a su estilo, hizo que su blanco y negro obtuviera la máxima expresión en su comunicación.

Por otro lado, nos señala la buena labor gráfica del cosmopolita autor italiano en otro ámbito como son las ilustraciones para libros, revistas o publicidad, destacando sus acuarelas y el uso del color.

Sobre sus labores al guión nos resalta que fue en los momentos que lo unía a su dibujo cuando logra los mejores resultados, por cómo le beneficia a la hora de definir sus personajes, de relatar la aventura, que más que llegar a un final, lo importante en ellas es el viaje y la búsqueda en sí. A su juicio, no fue tan exitoso su único rol guionista, con Milo Manara. Dirá Ángel de la Calle: “el dibujo era la literatura en Pratt”.

CAPÍTULO 3

De aquí nos interesó la disertación de Ángel de la Calle sobre la importancia de las páginas de Hugo Pratt, más que otros aspectos, separándose del teórico Vicenzo Mollica, que sostiene que fue la propia vida del autor su mayor obra de arte.

Sin negar la aportación que le hizo su aprendizaje autodidacta por toda la geografía, su inquietud cultural (hablaba cinco lenguas) o la preparación de la gente de la que se supo rodear mientras disfrutaba de los placeres de la vida (dibujantes, pensadores, escritores, cineastas, arquitectos, etc.). Pero sobresale, nos dice, la capacidad de Pratt de acercar el Cómic a historias poco vistas hasta el momento, llegando a diversos sectores de público, desde el adolescente hasta el académico. Asimismo, su capacidad de unir en un mismo plano gráfico de realidad la Historia (aporta el dato de que el 90% de sus relatos contiene temas bélicos reales), los terrenos etéreos y los referentes culturales, con igual respeto para todos ellos. Y todo eso sin separarse de los esquemas comerciales que imponían las editoriales, consiguiendo gran eficacia en las ventas.

Como complemento de este capítulo, se adjunta un detallado anexo con las ediciones de sus obras más importantes, dentro y fuera de España hasta la fecha de realización del texto (2007), sin duda un material indispensable para seguir al creador.

En suma, pensamos que este “HUGO PRATT. La mano de Dios” es un provechoso libro, y en cierto modo, volviendo a nuestros tempranos recelos en este artículo sobre su título elegido, quizás sí obtenga un sentido al aludir a la capacidad que tiene el ser humano, si es capaz de explotar sus potencialidades, de dar a luz y desarrollar un nuevo mundo capaz de llevarnos a diferentes territorios, que insospechadamente consiguen hacernos ver lo que nos rodea con otros ojos, los del descubridor.

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Hugo Pratt dibujando junto a Moebius en “Sigue al Conejo Blanco”