domingo, 30 de septiembre de 2012

“OTHER LIVES”, DE PETER BAGGE


“OTHER LIVES” es un trabajo de casi centenar y medio de páginas que el autor Peter Bagge publicó en el sello Vértigo de DC en 2010 (y que ese mismo año editó La Cúpula en español).
 
Su premisa es muy sencilla: coger cuatro personajes que en el momento presente han sido unidos por Internet y que a partir de ahí hacen un alto en el camino, unen sus vidas reales y se relacionan entre ellos; pero lo que los hace especiales es que aún continúan inmersos intensamente en esa “otra vida” virtual, de forma que la lectura nos hará explorar su identidad a través de esa dualidad de realidades, la verdadera y la ficticia, ambas muy poderosas. Así, tenemos a Vader Ryderbeck que es un periodista lleno de complejos, llegando al extremo de sentir autocompasión. Mientras escribe sus artículos se sumerge en la Red para buscar referencias y en esos momentos tiende a estar alcoholizado, por lo que el resultado es que a veces tiene dudas de la originalidad de los textos que entrega. A través de la narración iremos descubriendo que su inseguridad proviene de la educación que ha recibido en su familia, emigrantes rusos, y la inestabilidad que siente llega hasta el punto de que se disfraza continuamente de cara a los demás, omitiendo datos sobre sí mismo o inventando otros.

Otis Boyd presume en público de ser un agente encubierto de la CIA, a veces posee datos que lo hacen creíble y otras parece rematadamente loco. Vader cree conocerlo y comenzará a investigarlo a través de las redes sociales, lo que supone el arranque de la historia.

Ivy, camarera, es pareja de Vader y vive con él. Es de raíces orientales y pensaba que su vida en casa era tediosa y falta de estímulos, por lo que se independizó contradiciendo la tradición familiar de casarse antes de convivir. Está a gusto, enamorada (conoció a Vader cuando le escribió por un artículo suyo que le encantó); sin embargo, la inseguridad de éste la descoloca bastante. También está obsesionada con tener una boda finalmente, aunque sea a un estilo más alternativo, lo que muestra que pese a sus ganas de rebeldía en el fondo no deja de sentir las “obligaciones” familiares.

Woodrow es colega de Vader desde la universidad, y aunque está casado, tiene dos hijos y lleva un trabajo, está todo el día metido en Internet: juegos, redes sociales, comunidades virtuales,... Tiene agregado a Otis Boyd en su cuenta y será la otra pieza que vertebre la narración mientras Vader hace sus pesquisas. Está enganchado a Internet, y será él quien introduzca a Ivy en Second World, una comunidad virtual en la que cada uno elige un avatar e interpreta un papel.

Una vez presentados los personajes (que en Booklist afirman que podrían ser los que salían en la obra más reconocida de Bagge, “Odio”, una vez crecidos), fijémonos en su interacción. Cada uno guarda secretos o pensamientos aparentemente inofensivos, que forman parte del círculo de su propia intimidad personal. El mundo formal y la esfera irreal entretejen una serie de relaciones, y nos mostrará que cada uno de los protagonistas se comporta de forma diferente en su vida común y en Internet. La cotidianeidad está marcada por unas convenciones, unas reglas de convivencia mucho más suaves, censurables socialmente; en la Red por el contrario nos acercamos más al mundo de la máxima posibilidad, a interpretar un papel que las herramientas virtuales son capaces de representar potentemente. Si en el primer caso somos perfectamente identificables y localizables,  nos movemos entre límites, en el segundo es más difícil rastrearnos, es un juego de anonimato donde no importa la localización o los prejuicios y podemos cambiar constantemente de personalidad, de escenario, de actividad o de compañía, y si sale mal existe esa palabra mágica que es el “reinicio”. Un mundo es auténtico y otro es ficticio, pero las emociones y sensaciones que Vader, Otis, Ivy y Woodrow consiguen despertarnos las vivimos con igual viveza en los dos.
 
La composición de Bagge es convencional narrativamente hablando, con esquemas de paginación clásicos y planos elementales, aunque su estilo es muy claro y expresivo y hace que sirva a la narración sin aburrirnos. No olvidemos que es un artista que se encuentra ya en la cima de su carrera y ha depurado su dibujo. Con plasticidad y agilidad es capaz de dar forma en el papel a unos monigotes icónicos y divertidos, enmarcados por un foco de luz central en cada viñeta, y eso es todo de lo que se sirve para alumbrar con elementos muy simples y efectivos una obra de gran carga teórica.

Sin dejar estar presente todo el tiempo un humor hilarante, maximizado por es estilo gráfico, hay detrás un estudio muy serio y complejo del momento actual en Occidente que obtenemos a través de la desmenuzada lectura. Refleja la sofisticación de sociedad actual y el vacío existencial que sus estructuras son capaces de infligir a sus componentes al dejar marginados a los inadaptados. Pero no se queda ahí, porque da un paso más y se fija en esa otra sociedad de lo virtual que es en sí muy sencilla pero que poco a poco y sin darnos cuenta está avanzando sobre aquella como una marea: sólo está formada por personas atentas a un ordenador e intercambiando información. La Red puede poseer una organización más básica para comprender que la vida real, y es más accesible, nos permite obtener, resolver o satisfacer necesidades con gran inmediatez y facilidad, para cualquiera. De pronto es como si un ser colectivo compuesto de múltiples almas disconformes hubiera cobrado vida propia y estuviera siendo capaz de inventar otra plataforma alternativa donde desenvolver otra vida, y que incluso acoge ideas tan alumbradoras, relaciones tan vívidas o batallas tan intensas como en la vida real pero mucho más dinámicas y flexibles; ahí existen conceptos como el éxito, la complicidad, el odio, los celos, la competitividad, la vanidad, el deseo,... Es más, podríamos decir que incluso ya ha conseguido que el que se encuentra fuera de Internet o no esté atento a él sea otro tipo de inadaptado, como si hubiera que salir de la sociedad para ser integrado socialmente. De hecho, cada vez más se dan casos en que lo virtual está marcando las pautas de comportamiento y de los acontecimientos de la realidad, acechando continuamente sobre cada una de nuestras posiciones para cambiarnos y afectarnos, o rehacer nuestros caminos. Las vidas de Vader, Ivy, Woodrow y Otis fueron cruzadas cuando ellos operaban en la Otra Realidad, solventando de forma tranquilizadora y rápida sus problemas de comunicación, pero el desafío es que cuando creyeron resueltos sus problemas el juego siguió operando.
Quizás la Red de Redes ya sea un invento tan relevante como la escritura, aunque trabajos como “Other Lives” nos hacen ver que aún nos queda mucho por descubrir de él y que sus consecuencias aún son imprevisibles. E inevitables. Por nuestra parte, no sabemos si calificar este trabajo de Bagge como obra maestra, pero lo que sin duda nos parece es que constituye una obra de referencia no sólo dentro de la trayectoria del autor, sino del medio Cómic en general.