lunes, 30 de diciembre de 2013

FUTBOLÍN

Después de maravillas como "El secreto de sus ojos" tenía ganas de conocer a Juan José Campanella en otro registro diferente, así que no podía perderme la peli "FUTBOLÍN".

De producción argentina-española, narra la historia que Amadeo le cuenta a su hijo sobre su infancia en su pueblo, su afición al futbolín y cómo conoció a su madre, Laurita.  Todo comienza por un desafío infantil en dicho juego que gana a otro competitivo chico, dejándole en ridículo delante de la adorable niña Laurita. Cuando éste se hace mayor y ha triunfado en el fútbol profesional regresa al lugar para vengarse, tanta es su ansia de ganar siempre.

El argumento como vemos es sencillo, pero son los diálogos y las interacciones entre personajes que surgen a raíz de eso  lo que merece de verdad la pena. Existen varios grupos de narración que van tomando prioridad en un momento u otro de la película: el triángulo amoroso, los moradores del bar, los personajes del futbolín o los foráneos que llegan al pueblecito. También es un canto al juego como necesidad humana (en concreto es notorio el éxito del fútbol), por encima de la aptitud individual extraordinaria para ello o no, de intereses comerciales, sed de victoria o revancha; las personas necesitan el entretenimiento como parte importante de sí mismas, y se resalta de una manera muy divertida.

Por supuesto, mucho de la chispa estriba en los entrañables personajes del futbolín que cobran vida, que recuerdan a figuras representativas de la historia del fútbol sudamericano. El equipo de animación que ha dotado de vida este mundo sin duda ha hecho un gran trabajo a pesar de no gozar con el presupuesto de las grandes firmas norteamericanas, y uno de sus mayores logros es la expresividad de los participantes.

El triunfo arrasador de los filmes de animación que desde hace ya unos años lucen en las pantallas estriba en los conseguidos guiones, y esta película es un ejemplo más.

lunes, 23 de diciembre de 2013

FALETELIZ NAVIDAD 2.0

Como vamos con prisa, reaprovechamos una ilustración de hace unos años a modo de tarjeta navideña. Esperamos que no os importe, ¡FELICES FIESTAS A TODOS LOS AMIGOS DE BLOG DE ESPIRAL!

jueves, 5 de diciembre de 2013

ALAN MOORE Y LOS SUPERHÉROES CON “SONIDOS” UNDERGROUND



La visión de los SUPERHÉROES que en los 80 aportó el autor inglés ALAN MOORE cambió este género para siempre. Presentó a los justicieros enmascarados de una forma diferente y realista que abordaba temas ausentes en el medio, llevaba a extremos sus características, empleaba gran riqueza de técnicas y cada título que publicaba se convertía por derecho propio en obra histórica: “MARVELMAN”, “CAPITÁN BRITANIA”, “SWAMP THING”, “WATCHMEN”, “V de VENDETTA”, “BATMAN: La broma asesina”, entre otras historias del universo DC. No cabe duda del enorme conocimiento del género de superhéroes que Alan Moore atesoraba. Cada una de las aventuras que escribió rezumaba pasión por estos personajes capaces de hacer cosas mágicas e imposibles, tradicionalmente presentados de forma optimista y buscando el entretenimiento de los jóvenes. Pero también nos hizo ver su lado más oscuro, los peligros inherentes al poder, y ello atrajo a otro tipo de público adulto y en muchos casos con desconocimiento del medio cómic en general. El concepto se convirtió en un fenómeno de masas sin parangón hasta la fecha.
 
No era propósito del guionista “matar” este tipo de historias, sino crear algo nuevo desde un punto de vista nunca utilizado, aunque en cierto modo, para muchos lectores –y futuros autores- influyó en lo venidero en su forma de acercarse a ellas, hasta casi monopolizar sus preferencias, y eso es algo de lo que él mismo se arrepiente desde entonces, aún hoy día.

Es llamativo cómo desde el primer momento, desde el primer guión puramente inserto en este género que Moore realiza se pueden ya apreciar una voz y detalles personales de gran brillantez. No hubo etapa de aprendizaje, ni relatos del montón, todo lo contrario; escoger el más antiguo de sus cómics de superhéroes como mínimo nos garantiza un rato condenadamente entretenido y sorprendente. Por algo en la actualidad no paran de reeditarse en forma de lujosos libros y cualquiera, al azar, constituye un auténtico “pata negra” tanto para los amantes de este medio como para el buen funcionamiento económico de cualquier editor. Alan Moore es uno de nuestros grandes artistas, y la pregunta clave es: ¿TODO FUE SÓLO FRUTO DE UNA GENIALIDAD INNATA?

Por supuesto que sí. Creemos que ahí existe unanimidad.

 
Pero después hay diferentes opiniones sobre cómo se formaron los conceptos tan sofisticados que nos ido presentando en sus obras de género superheroico. Es una posibilidad estimar que comenzarían a desarrollarse durante la realización de las mismas, y que todo lo anterior (cuando trabajaba como autor completo) fueron sólo fanzines de escaso interés o calidad con respecto al panorama, o no constituyen un acontecimiento que debiera quedar grabado en la memoria del cómic como forma artística. A la cabeza de este colectivo de pensadores figura el propio Alan Moore, que no desea que aquellos materiales primerizos se reediten para volver a sacar un provecho lucrativo de ellos, sino que prefiere que sólo estén disponibles para su consulta libre en la red (según declaraciones aForbidden Planet, 2008). 

No obstante, revisar aquellos trabajos de corte underground nos ofrece multitud de conexiones e ideas, y el mismo creador todavía siente sintonía con aquellos compromisos; de hecho, en más de una ocasión ha dicho que “había energía cinética en ellos”.
  En este artículo pretendemos explorar esa segunda teoría, que es resultado inmediato de uno de los proyectos capitales que estamos estudiando en EMBRYO: el proceso de formación de Alan Moore como autor y cómo esa etapa constituyó un rico campo de experimentación que le sirvió de mucho posteriormente.
De este modo, la primera referencia creativa sobre superhéroes que podemos datar en la trayectoria de Alan Moore fue cuando contaba 11 años y realizó una autopublicación de título “Crimebusters”, según nos relata plagiada de Los Vengadores de Marvel. Era sólo un cuadernillo que prestaba a amigos a cambio de dinero, pero ése nombre es el mismo que tomará uno de los grupos de vigilantes del pasado que aparecen en Watchmen. Este detalle puede ser casual, o manifestar que como aficionado ya iba organizando algo así como una base de datos, referentes, ideas.

 
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, la vocación del creador por el arte siempre estuvo presente (desde su participación en el Arts Lab de su ciudad Northampton), si bien diversas circunstancias hicieron que durante los primeros años de su vida laboral la encaminara hacia trabajos comunes, al contrario que le ocurría a uno de sus mejores amigos de siempre y uno de sus mayores modelos, STEVE MOORE, que trabajaba desde la adolescencia en el mercado editorial británico de superhéroes. Hay que destacar que Alan Moore en ningún caso había abandonado su pasión como espectador y en sus ratos libres seguía cultivando poesía, música, actuación o cómic (por supuesto, de superhéroes, escribía incluso cartas a la sección de correo). Precisamente, desde los 21 años (1975) comenzó a enviar dibujos, tiras y páginas que esporádicamente se iban publicando, hasta que en 1977 decidió abandonar definitivamente la seguridad de su empleo para probar a vivir de su creatividad.
 
Será en 1979 cuando el creador al fin encuentre trabajo remunerado de este tipo: ROSCOE MOSCOW (en la revista musical ‘Sounds’) y MAXWELL THE MAGIC CAT (en el periódico ‘Northants Post’). Quizás estos proyectos no gozaran de la profundidad de sus obras cumbres, aunque insistimos en el hecho de no fueron fanzines o autopublicaciones, sino encargos profesionales cuyos ingresos le posibilitaron mantener su hogar (una familia de 4 miembros) y le afianzaron en su propósito de dedicarse en el futuro a desarrollar esta faceta, afortunadamente para el medio. Precisamente, Sounds se publicaba a nivel nacional y contaba con 250.000 lectores (según dato aportado por Dez Skinn, en la revista Warrior nº 2, 1982). Ahora bien, ¿eran tebeos de superhéroes? La respuesta es no, pues todo el material que Moore produjo en esta época operaba desde el underground, como ya hemos mencionado.
 
Para situarnos, aclaramos que el comix underground como tal tuvo su auge entre los años 60 y 70 del siglo XX, y se caracterizó por dar espacio a ideas nada comerciales de autores que por lo general no dibujaban académicamente y que rara vez se editaban en formatos mínimamente dignos. Era un arte generalmente en blanco y negro, de técnica y composición muy libres o marginales (a veces incluso inspirándose en la psicodelia provocada por las drogas), en el que se reflejaban temas sociales candentes del momento, se exageraban o deformaban personajes y situaciones, todo empleando grandes dosis de surrealismo y humor que daban una visión sucia y burlona de las cosas. Su distribución escapaba a la censura y trataba abiertamente temas considerados tabú, además de hacer una profunda crítica social de sus alrededores.

 
La intención básica del underground que elabora Alan Moore es hacernos reír, utilizando si es preciso recursos facilones o lenguaje vulgar. Ello se debe a que era una propuesta alimenticia incluida dentro de otras publicaciones colectivas (revistas o periódicos). Por lo general, los lectores no los compraban por su página o tira, sino que la encontraban allí y si se detenían en ella se les ofrecía diversión. Ahora bien, Moore no era ajeno a la realidad que le circundaba y por eso en diversas ocasiones dejaba que su parodia fuera un poco más allá, realizando crítica política y social o reflexiones más profundas, hasta el punto de que en diversas ocasiones recibió cartas recriminatorias o incluso censura editorial. Para obtener resultados humorísticos identificaba primero las características y/o funcionamiento del elemento a representar; luego comprendía sus engranajes y por último los manipulaba o exageraba. Lo hizo tanto con personas, animales o cosas como con múltiples libros, artistas, películas o géneros - entre ellos el superheroico- y tal labor le fue aportando una personal capacidad de observación así como la acumulación de interesantes estrategias.

 
Comencemos entonces nuestro particular repaso por el underground mooreano de finales de los 70 y principios de los 80, con la vista enfocada a su tratamiento de los superhéroes, que desde un principio no nos dejará impasibles. Los ejemplos más significativos se hallan en el material para la revista SOUNDS (“SONIDOS”); no obstante, apuntamos todos los casos que nos llaman la atención dentro de esta época, fueran trabajos gratificados o no.
 
La aparición más antigua que observamos de un elemento que nos sea de interés para nuestra investigación es el juicio a San Pancras Panda (abril 1978). Desarrolla un proceso judicial injusto que el sistema abre contra un protagonista que también es bastante llorica y lamentable. No es un detalle de vigilantes, aunque sí destacamos que pone en cuestión tanto a su protagonista como al mundo donde vive, algo que se hará habitual poco después en la prosa mooreana: la caída y reconstrucción del héroe (“Capitán Britania”), el campeón en quien no se puede confiar (“Kid Marvelman”), los “Watchmen” o incluso “El día del juicio” en los 90. 

  Este recurso al juicio también lo volverá a repetir casi miméticamente poco después, en el proceso contra Dempster Dingbunger (“The Stars My Degradation”, julio 1980).

Volviendo atrás, en julio de 1978 aparecen dibujados los dos primeros superhéroes en una viñeta de Alan Moore. Ocurrió en la página “Moeby Palliative”, una colaboración para Dick Foreman en la revista Back-Street Bugle. El reprimido Moeby clama la inmoralidad que para él es practicar sexo libremente, y entre diversos ejemplos del mundo del cómic que ilustran esta “desvergüenza” vemos a Shazam sosteniendo a su pareja y relacionando su poder con el deseo sexual que siente; también tenemos a Wonder Woman, a quien un pequeño funny animal le está practicando sexo oral. Aparte de constituir la broma, manifiesta una inquietud por mostrar aspectos de estos arquetipos que aún no habían sido tratados abiertamente.
Una obra genuinamente paródica de Superman fue “The Avenging Hunchback” (El Vengador Jorobado), en marzo de 1979 para la revista Dark Star. Fueron dos entregas, pero la 2ª se perdió en redacción y por ello Moore abandonó su realización. Supuso la introducción del absurdo y la deformidad en el origen del personaje en que se inspira, tan perfecto.

 
Tanto en Back-Street Bugle como en Dark Star, encontramos cómo se trabajó en el concepto de un ser superior para los personajes. Ambas publicaciones recogen a un demiurgo que de una forma un tanto caprichosa dibuja el devenir que le espera a cada una de sus caracterizaciones. Éstas son sólo muñequitos de vidas fácilmente manipulables para aquél, tan poderoso respecto a ellos aunque un tanto patético a nuestra vista. Años después, Moore deslizará de nuevo la misma idea en la serie del Capitán Britania: descubrimos que los protagonistas no tienen conciencia libertad propia como creen, sino que un dios como Merlín juega al ajedrez con ellos, hasta que su encuentro con la Furia pone de manifiesto que son los mismos personajes los que deben luchar por sus vidas y no confiarse a los designios de su creador.
 
La realización de ROSCOE MOSCOW” (durante 1979-80) trajo interesantes aportaciones que el escritor británico luego reutilizaría. Sobre todo, la serie entera se impregnó del terror ante la amenaza del apocalipsis atómico de la Guerra Fría, quedó muy claro en numerosas entregas aunque fuera lanzado entre dosis de humor. Dicho miedo sería el motor del argumento, y a los que hayamos leído Watchmen seguro que nos sonará de algo.

 
Deteniéndonos en la serie, el primer episodio individual que nos puede interesar es el de título “Roscoe el Bárbaro”. Ahí ridiculiza particularidades de los cómics de fantasía heroica. Moscow en estado delirante es enviado a rescatar de un dragón a una dama que es su propia mujer y ante la que se avergüenza cuando lo ve así en paños menores, incluso a pesar de su locura. Además, lleva una espada mágica llamada “Despreciaportadores” que lo denosta con rabia. Moore ha confesado en entrevistas que no le apasiona Conan y mucho de esta opinión desfavorable lo veremos en la posterior “Smax”, dentro del ciclo Top Ten en ABC Comics.
 
Los cómics bélicos también tendrán su réplica en el capítulo de 1 de septiembre de 1979. Refleja lo injustificable de la guerra y cómo en ella se toman aliados entre gente con pericia pero de dudosa honradez con tal de lograr la victoria. No es difícil reconocer aquí símiles superheroicos a Nick Fury o al Capitán América, y por supuesto constituye un antecedente del personaje Comediante de Watchmen.

 
Prueba de que estaba explorando estudios psiquiátricos y en concreto las manchas de Rorschach, que motivarán uno de los héroes más reconocibles de Moore, son las viñetas que dedica al doctor Zoltan Von Zigoto.

 
Probablemente la página más importante de todo esta saga sea la del 3 de noviembre de 1979, cuando Roscoe visita un bar donde se dan cita viejos campeones americanos, y se exhiben como un colectivo con nombre ridículos (Green Letrina, Plastilina Man la Polla Voladora, etc.), ya jubilados y acabados. De hecho, en esa fecha de 1979 ya no tienen cabida en la sociedad, son sólo “un mal chiste”, dirán. Se contraponen a la época dorada en que significaban algo para el mundo, y es sin duda la semilla de lo que años después sería Watchmen. Por otra parte, en los años 90, con los Wildcats para Image, el escritor de Northampton volverá a sacar punta de esbozos manifestados en esta página, donde contemplaremos un local en que supertipos y supervillanos se reúnen pacíficamente para esparcirse.
 
Los supervillanos también serán tratados en Roscoe Moscow, y de ellos resalta que su cliché es que se expresan con diálogos maniqueos, adoptan poses “artríticas” y tienen siempre vicios o discapacidades, porque tradicionalmente en la cultura lo feo se relaciona estéticamente con lo malvado.
 
  Paradójicamente, estas tiras de humor sencillo también contendrán durante dos capítulos seguidos un profundo ensayo sobre la locura inducida por el sistema al individuo y la progresiva implantación de un estado policial para controlarlos. Son viñetas narrativas de ácido humor donde abunda el recurso al texto con una escena que lo ilustra. 
  
Los personajes inestables se volverán algunas de las creaciones más famosas de Alan Moore en el futuro y probablemente estas reflexiones iniciales sobre la perturbación provocada contienen ya el germen de la visión de su mundo superheroico, totalmente en sintonía con su comprensión de la realidad, teorización que más tarde ampliará sobre todo en Watchmen y también en La broma asesina
Si pasamos a otra publicación, la revista Dark Star (1979-1980), tendremos otro campo de labor como autor completo importante aunque no fuera remunerado; en ella encontramos el “Tres-Ojos McGurk y sus Comandos Planetarios de la Muerte”, donde los colegas Steve Moore (guión y entintado) y Alan Moore (dibujos) presentan a un grupo de aventureros espaciales en tono cómico. Por ser páginas que realizaban sin cobrar fueron publicándose en cuatro entregas a lo largo de un año. Cada personaje tenía sus peculiaridades y sus fobias, y si bien se podrían enmarcar en el apartado de grupos de héroes espaciales de las grandes compañías superheroicas, lo más llamativo del conjunto en cuanto al tema que nos ocupa es el esquema de esta secuencia de viñetas que Alan Moore pronto recuperará idénticamente en Watchmen, magistralmente dibujada por Dave Gibbons esta vez (y que nos señala la web “A moment of Moore”):

La siguiente gran obra underground donde podemos bucear en busca de referentes superheroicos es “THE STARS MY DEGRADATION” (Las estrellas mi desatino, 1980-1983), de nuevo para la revista Sounds. Fue una larga y rica trayectoria con enorme carga de aportaciones semanales, en las que no sólo hallamos coincidencias y posibles relaciones con el género al que nos estamos refiriendo, sino que el autor Alan Moore / Curt Vile se esforzó especialmente en parodiar los supertipos que más destacaban en el contexto de aquellos años: el modelo aportado por Chris Claremont en Marvel Comics.
 
Pero, yendo cronológicamente, lo primero que encontraremos serán cameos a uno de los personajes más en boga para los lectores del Reino Unido de aquel entonces: el Juez Dredd, que repartía incondicionalmente su sentido de justicia y que luce aquí como el “Judge Dedd” (que pronunciado sonaría igual que judge dead, es decir, juez muerto).

Algunos episodios después reaparecerá una figura estéticamente similar identificada como capitán de las fuerzas de seguridad del mundo de Bunslott; en el universo del personaje al que alude toda la población es potencialmente capaz de delinquir, así que en Bunslott por contraposición el 80% de sus habitantes se dedica a servicios espía, de policía o vigilancia, una broma que en el fondo adelanta una de las ideas sobre el futuro que nos espera que vislumbra Alan Moore.
 
Algo más inocente aparenta ser Lance Laser, sargento de los Marines Espaciales. Se trata de un personaje presumido y estirado que se basa en Flash Gordon. Sin embargo, embarcado en otras tramas y personajes de interés el autor lo dejará aparcado hasta que lo repesque Steve Moore en su etapa como guionista al frente de esta serie, desviando algo la idea inicial del aventurero espacial.

 
Bastantes años pasarán hasta que el creador de Northampton eleve sus impresiones de pornografía a la categoría de obra arte, con “Lost Girls” junto a Melinda Gebbie. Pero ya en estos inicios desde el humor llegó a incidir en formas de sexualidad. Lo prueba el encuentro amoroso entre los Marines Espaciales y los vegetales del Planeta de los Vendimios, que poderosamente nos recuerda a la apasionada y colosal relación entre La Cosa del Pantano y la chica Abby para DC.

Por razones de no tener tiempo para preparar un guión y de paso para expresar su estado de ánimo, el propio Moore / Vile se introduce en diversas ocasiones dentro de las historias que cuenta. Esto se da a veces en el underground, como nos muestra a menudo Robert Crumb (si bien él se hacía parte importante de la misma narración). El caso es que esas situaciones en Moore son disparatadas, tronchantes y se impregnan de absurdo; además hace lugar en un par de ellas a su particular homenaje al personaje “El Vigilante” de Marvel, aquel que todo lo ve pero que no interviene, no se moja. La caracterización que hace nos desvela los sinsentidos que ve al auténtico (y al que ostenta el poder en general), y su ingenioso monólogo merece la pena ser leído por todo marvelófilo que se precie. Sobre todo nos fijamos en el libro que porta cuya pasta arroja frases como “Voyeurismo para omniscientes” o “La omnisciencia como herramienta al chantaje”.

 
Continuando con el repaso Marvel, los acontecimientos en la serie “The Stars” vendrán astutamente siendo guiados mientras avanza 1981 para convertir a los personajes protagonistas en una contestación directa a los X-Men de Claremont que triunfaban en aquellos años. Se producirá un enfrentamiento entre los payasos cósmicos de Moore y las parodias marvelianas que durará 7 entregas y que nos aportará jugosas opiniones sobre el tipo de concepto de superhéroe que estaba arrasando: “una panda de bastardos guerrilleros sobreexplotados”, dictan estas viñetas. Por supuesto, los X-Men de Moore son tan patéticos que serán barridos por el grupo de Pressbutton y Dingbunger.
 
Tenemos a WARFARIN, parodia de Wolverine (Lobezno). Lo introduce como “alguien que mata ratas y que debería estar fuera del alcance de los ñiños” (la warfarina es un tipo de veneno). COLESTEROL, réplica de Coloso, “puede transformar su cuerpo en producto lácteo” y “también es conocido como ‘la montaña soviética de manteca’”; éste hará un insoportable paréntesis en su combate, con una larga perorata que nos deja puntillosos análisis sin desperdicio: “¡Da! ¡No todo es pow-sock-wham para nosotros los superhéroes contemporáneos, tovarich! ¡somos gente real! ¡pensamos! ¡sentimos! ¡¡echamos de menos el hogar!! [...]Ahh, cómo echo de menos la inolvidable desolación de mi ucraniano lugar de nacimiento... cómo echo de menos las balalaicas, la triste y lastimera canción de los barqueros del volga...Ahora echo de menos la belleza escénica de las minas de sal, ¡la paternal preocupación de la policía secreta! cómo echo de menos la camaradería de la cola de la panadería, la constante novedad de las sorpresivas purgas... ¡Y luego está el amor de mi vida! ¿cómo podría decirle a mi querida Kutie cuánto la amo... cuánto ansío abrazarla, arrancarle sus ropas en un loco arranque de pasión? Nyet.. No puedo... Al menos, no hasta que ella tenga catorce...”
 
Luego tenemos al cameo de Tormenta, con SCORN (Cornamenta), que es la Maestra Mutante del Sarcasmo, cuya “lengua ácida puede matar”. Representa una crítica a la superheroína pretendida como mujer liberal cuando, en opinión de Moore, no es más que una feminización sólo estética del arquetipo masculino.

CURBCRAWLER, Rondador Aflojado, es el teleportador de los Ex-Men, aunque aquí se insiste en que se encuentra marginado no a causa de su mutación, sino de las horribles flatulencias que provoca al viajar (este olor es un elemento literal tomado del personaje original).

LA MIRADA es el líder del equipo y un presuntuoso. Pretende arreglarlo todo lanzando sus “¡zark!”, y lleva una chapita en el pecho que va cambiando una y otra vez lanzando mensajes optimistas e imágenes conciliadoras (como la que llevará el Comediante). En este caso y en los anteriores, todo el tiempo, se realiza homenaje y ridiculización al mismo tiempo de personajes importantes para el género de superhéroes; se admira y se lleva al absurdo sus ideas. ¿Es ésta la marca Moore de analizar y hacer avanzar al género? Creemos que sí.


 
En una entrevista de 1982 (revista Warrior nº2), Alan Moore / Curt Vile comenta:”Hay una gran tradición de sátira en Inglaterra y creo que yo soy parte de ella. Y también es simplemente mezquina maldad y completa envidia. Este tipo, Chris Claremont, posee una colección de Premios Eagle y yo no tengo ninguno. No hay justicia en eso. No obstante, debo admitir que su forma de escribir no me enamora, y pensé que había suficientes cosas absurdas en ella como para hacer algún recorrido con algo de ataque barato y humor vulgar. Lo difícil del asunto fue que los mismos X-men de hoy día parecen ser en sí más una parodia de sí mismos, así que resultó difícil parodiarlos más.”
 
Todavía una vez más se volverá a aludir en la tira “ THE STARS MY DEGRADATION” a personajes de Claremont, con la Dodo Oscura (inspirada en la Fénix Oscura). En este caso, aunque los dibujos los realiza siempre Alan Moore, el guión será de Steve Moore. No se lleva la parodia tan allá hasta el punto de desmenuzar la caracterización y ver desnudos todos sus elementos, sino que se opta por hacer una auténtica lucha entre dioses, entre la Dodo Oscura y Despegado Simpson (en los años de los 80 Frank Miller ya había observado que las peleas debían producir consecuencias, la violencia debía mostrarse como es, cruda y peligrosa, para no convertirse en un mero espectáculo saltimbanqui que elogiara la agresión). Todas las posibilidades que da el enfrentamiento entre seres tan extraordinarios da pie no sólo a mamporros, sino a una curiosa simbiosis de color, formas y alteraciones de la realidad. Este elemento lo volverá a dibujar magistralmente Alan Davis en un capítulo del Capitán Britania. NOTA: ambas ediciones se publicaron en blanco y negro, si bien el recoloreado actual nos ha dado idea de las enormes posibilidades que abría a la imaginación el dibujo a línea.
Como vemos, hay muchísimas referencias al mundo de los cómics en general y superheroico en particular poblando las páginas, pero para culminar el análisis de la serie ‘THE STARS’, apuntamos estos detalles que nos resultan destacados:
La tensa escena en que un Axel Pressbutton robótico observa un encuentro amoroso de su ama, Mysta Mistralis. Sin duda, enfocar en esta escena el punto de vista hacia algo animado pero despersonificado y centrar la atención en sus posibles reacciones de odio, celos o violencia produce un efecto terrorífico, que no evoca una única sensación. Se trata de un logro que reprodujo de nuevo en Tom Strong, cuando el mayordomo artificial Pneuman contempla la concepción del héroe al que acompañará fielmente toda la vida.
 
Una de las aportaciones que Alan Moore hará a los WildCATs de Jim Lee en los 90 será Maxine, una chica violenta y directa con implantes cibernéticos. Sin duda evoca a Axel Pressbutton, pero es que ya en el especial navideño “La prometida de Pressbutton” habíamos visto a Carburetta, un personaje femenino de parecido mucho más asombroso. E insistimos en que aún nos dejamos pequeños guiños, como por ejemplo la destrucción urbana que producen los superhéroes. Hay tantos más como quisiera el lector meticuloso acercar su zoom:

 
A partir de 1983 el de Northampton trabajará de lleno en la industria mainstream de superhéroes, periodo que como sabemos proporcionará una digna evasión además de hacer historia en el género, aunque mientras tanto todavía sacará algún tiempo para retomar su underground en forma de pequeñas apariciones. 
 
En ellas se mofa o saca punta de los tics que veía que podían dar que pensar a los lectores del género. No nos olvidamos de “GRIT!” (¡Coraje!), historia con guión de Alan Moore y dibujos de Mike Collins publicada en la revista The Daredevils nº8. Hablamos de “Dourdevil (se traduce como ‘arisco’), el Hombre sin Sentido del Humor”. Tenemos a un vigilante urbano y solitario calcado de Daredevil, repasando todos los sinsentidos de sus villanos y amoríos: el estado de locura y violencia desatada en que se encuentran los tipos con un gran poder (Pigseye, de nuevo ensayando la locura en sus personajes) o la absurda situación de que dos personas no puedan estar juntas -e incluso se peguen- porque se quieren (Erektra).
También resalta que en las ilustraciones de las historias que tenemos en el mercado normalmente “las casas están hechas de pan de jengibre y llueve helado de pistacho” cuando en realidad la ciudad “es sombría, y cruda, y realista. Hay grandes edificios oscuros con pocos rectángulos claros, y torres de agua, y tapas de alcantarillas y montones de otros crudos temas [...]Esta ciudad es una trampa mortal, un acto suicida”. Estas afirmaciones no sólo trasladan los escenarios del maestro Eisner al mundo superheroico, sino que adelanta los conceptos urbanos de obras como Watchmen (recuérdese el impactante texto de la 1ª página: “Las calles son arroyos y los arroyos están llenos de sangre... y cuando los desagües se atasquen, todos los gusanos se ahogarán. Toda la inmundicia de su sexo y violencia hará espuma a su alrededor, y todos los políticos y las prostitutas mirarán arriba y gritarán: ¡sálvanos!”). En este trabajo en particular Moore también encontraremos fugazmente algún detalle que parece directamente extraído de su época underground:

 
Hasta aquí hemos presentado una buena colección de relaciones entre los superhéroes y el underground de Alan Moore. No dudamos que en el futuro puedan apuntarse algunas más que resalten la importancia del tema, y éste desde luego está abordado en el material de la BibliotecaEMBRYO que pormenorizadamente estudiamos. En conclusión, no siempre la crítica debe tomarse como destructiva y no siempre la broma es burla. Se establecen relaciones de complicidad y responsabilidad en todos lo que alguna vez han amado un campo tan peculiar dentro del medio cómic que pueden esconder deslumbrantes ideas dentro de apreciaciones amargas. Sea por medio del autor que sea, y se diga lo que se diga, el género de los superhéroes seguirá sus caminos mientras haya lectores que se ilusionen y apasionen con sus historias.


BIBLIOTECA UNDERGROUND de ALAN MOORE consultada:

-“ANON E MOUSE”, periódico Anon. Northampton, 1974-75.

-“SAN PANCRAS PANDA” Y TODO ALAN MOORE EN BACK STREET BUGLE, periódico Back-Street Bugle. Oxford, 1978-79.

-REVISTA DARK STAR. Reino Unido, 1979-80

-“ROSCOE MOSCOW en: ¿Quién mató al Rock ‘n’ Roll?”, revista Sounds. Reino Unido, 1979-80.

-“THE STARS MY DEGRADATION”, revista Sounds. Reino Unido, 1980-83.

-“GRIT!”, revista The Daredevils nº8. Reino Unido, 1983. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

BASES DEL XX CONCURSO NACIONAL DE CÓMICS CIUDAD DE DOS HERMANAS

Atención artistas de toda la geografía, ya está convocado el Concurso de Cómic de Dos Hermanas (Sevilla) para 2014, la 20º edición nada menos.

Un clásico ya, preparado para diferentes modalidades, edades y trabajos. Aquí tenéis las bases. ¡Participad y SUERTE!

sábado, 9 de noviembre de 2013

NO SÓLO SEXO, LOCURA Y METEORITOS EN “THE STARS MY DEGRADATION”


No chafamos a nadie la lectura al decir que el epílogo de la serie de ALAN MOORE ‘The Stars My Degradation’ presenta una estatua que resume irónicamente todo lo que como autor, resignado, sentía que se había quedado grabado de ella a sus lectores: “SEXO, LOCURA Y METEORITOS”. Pero lo cierto es que tras ella y en ella misma se ofrecía mucho más que eso pese a que el paso del tiempo haya posado un velo sobre esta obra, sobre todo fuera de Inglaterra. La revista ‘Sounds’, donde se publicó, contaba en ese momento con la nada despreciable audiencia de 250.000 lectores (según dato de Dez Skinn en Warrior nº2, 1982) y en su momento sus personajes eran reconocibles para el público británico. Tampoco es casualidad que Moore pronto romperá moldes y extenderá esas cualidades narrativas de las que dio pinceladas en ‘THE STARS’ hacia otras publicaciones, explorando temáticas reflexivas, con guiones muy estructurados y consistentes, aunque en historias más dramáticas y realistas. Nos proponemos por tanto hablar de uno de esos pequeños pasos de impulso antes del salto.

  Para situarnos, señalamos que las oportunidades de trabajo en 1979 tanto en la revista SOUNDS como en el periódico Northants Post habían ofrecido a ALAN MOORE la manera de entrar en el mundo profesional del cómic. Algo más de un año después había concluido su 1ª serie, “Roscoe Moscow” para la revista, y proseguía con las tiras de “Maxwell el Gato Mágico” en el citado diario. Nos encontramos en 1980, y el autor comenzaba a abrirse camino en otras publicaciones tales como 2000 AD y Doctor Who, labrándose un provenir como guionista que cada vez se iría haciendo más reputado y que experimentaría una progresión geométrica en ese mismo lustro. Sin embargo, aún seguiría un tiempo más afanado en sus labores al dibujo en esa última obra ambiciosa como autor completo, escritor y dibujante: “THE STARS MY DEGRADATION”.
Volviendo la vista atrás un momento, observamos que el trabajo en Roscoe Moscow y todo a su alrededor habían sido toda una explosión de creatividad y empeño. Alan Moore, bajo el alias CURT VILE (en homenaje al compositor judío Kurt Weill), se había convertido en una firma importante de Sounds, escribiendo artículos teóricos a la vez que intentaba hacerse valer como dibujante humorístico. Prácticamente todas las semanas desde su aterrizaje en el magazine preparaba una página apaisada en tamaño A3 donde destacaba su experimentación con la rotulación, la cantidad de personajes variopintos desarrollados, la amplia temática abordada (aunque principalmente en clave detectivesca, cada capítulo tenía un título propio y visitaba algún otro género, artista. libro o película), la utilización constante de gags para hacernos reír o el gran esfuerzo arrojado en el dibujo, con una minuciosa técnica de punteado y el trabajo desde la fotografía. El argumento iba discurriendo alocado, en servicio de la broma con Roscoe, un protagonista poco modélico. El final de una serie tan divertida resultó llamativo, pues tras una crítica destructiva que fue publicada y respondida por al autor, pocas entregas después, el 28 de junio de 1980, se llegó a su conclusión de una manera algo abrupta y desazonada. Bien es verdad que el humor que se nos presentó desde el principio no era del todo inocente y superficial, todo lo contrario, pues enmarcado en el underground desde el que operaba como autor, Moore había deslizado algunas de sus ideas contra el nazismo, a favor de los derechos de minorías como los homosexuales, e incluso ofreciendo su visión del panorama musical (Sounds era una revista semanal de rock publicada a nivel nacional en Inglaterra).

 A continuación hubo una semana de ausencia en el magazine, y así, el 12 de julio de 1980 apareció la siguiente serie que Alan Moore desarrollaría en él, “THE STARS MY DEGRADATION”, con el mismo formato. De nuevo, otra tira en tono de comedia aunque con personajes completamente distintos y desconectados de la precedente. Ahora el motivo principal sería bromear sobre ciencia ficción, género en auge para el público del Reino Unido de finales de los 70, y claramente en consonancia con el estudio que nuestro artista estaría haciendo para dar forma a sus guiones en las otras editoriales. Sin duda, utilizar la parodia cobra un sentido total en este momento pues es efecto de la aceptación y éxito de este tipo de historias en el mercado que se produce, y la de Alan Moore no sería ni la primera ni la única.
The Stars My Degradation’ (que en la reedición que hacemos en Embryo hemos traducido como “LAS ESTRELLAS MI DESATINO”) comienza relatando las andanzas de DEMPSTER DINGBUNGER, un joven bastante bobalicón, nativo del planeta Sputwang. Éste se encuentra colonizado por una puritana secta religiosa llamada Los Hermanos Tartamudos; todo la gente allí tartamudea, excepto Dempster, al que marginan a causa de ello. Tras plantearse el suicidio, decide emprender un viaje donde él encaje con su “patético defecto en el habla”. Como un aventurero espacial, llega al cosmopolita mundo de Depravación, su mismo nombre es indicativo, y al interactuar allí pronto su vida comenzará a complejizarse. Empezando por su apellido, Dingbunger, que en el resto del universo se considera un gravoso insulto (se refiere a “alguien a quien le gusta introducir su pilila mientras lleva un klamquatt de goma”), pasando por su enredado primer encuentro sexual y hasta ser sometido a un extraño e injusto juicio. La verdad es que el inicio de la serie nos recuerda bastante al trabajo que Moore hizo con su otro personaje primerizo atormentado, “San Pancras Panda”.
 
 
Pero la inspiración desde la que principalmente parte la parodia que Curt Vile realiza es la novela de Alfred Bester “The Stars My Destination” (“Las estrellas de mi destino”) de 1956. En ella, se cuenta la venganza emprendida por Gully Foyle, viajero náufrago en el espacio cuya petición de auxilio es ignorada por la tripulación de una nave espacial. El argumento de la serie de Sounds tomará pronto otros derroteros, pues Moore desde estos inicios es ya un autor ecléctico y manipula los elementos de base para hacer siempre un humor creativo; no obstante, cada página publicada se acompaña siempre del siguiente texto, en relación a los versos que Foyle repite en diversas ocasiones por la novela:

DEMPSTER DINGBUNGER ES MI NOMBRE,
SPUTWANG ES MI NACIÓN,
EL ESPACIO PROFUNDO ME ESCUPE EN LA CARA...

La novela se había puesto recientemente de actualidad al haber sido adaptada al medio del cómic por Howard Chaykin y Byron Preiss y publicada en EE.UU. (1979), y seguro que el autor de Northampton estaba al tanto de ello. Tampoco quedará ajena a otros éxitos del medio cómic que se producían en su momento, parodiando especialmente historias de Marvel Comics (los X-Men y el Vigilante).
“THE STARS” comenzó como una creación propia de Curt Vile, aunque a los pocos episodios se entrelazó con otro proyecto de ciencia ficción y humor que éste estaba desarrollando simultáneamente junto a Pedro Henry (Steve Moore) desde finales de 1979 y durante todo 1980, en cuatro entregas para el fanzine de música rock Dark Star: “TRES-OJOS McGURK Y SUS COMANDOS PLANETARIOS DE LA MUERTE” (ENLACE). El encuentro de ambos trabajos hizo que se creara un rico universo que con el pasar de los años se desplegó en varias etapas de publicación británica y norteamericana.
El trabajo de DARK STAR respondía al guión y entintado de Pedro Henry (Steve Moore) y a los lápices de Curt Vile (Alan Moore). Cuenta el viaje de una panda de cazarrecompensas al planeta Zilchtron, cuyo líder es el bajito y ligón mercenario TRES-OJOS McGURK, y entre otros, tenemos al ciborg psicótico AXEL PRESSBUTTON, con un botón en su pecho que le proporciona estimulación eléctrica directa a sus centros de placer y que además anda obsesionado con su odio a los vegetales, ya que un hongo verde vegano devoró la mitad de su cuerpo. Los personajes partían de ideas de 1977 de Pedro Henry para crear una historia de aventuras tipo space opera (no tanto de humor) y con protagonistas cuyo nombre fuera una alusión directa (Tres-Ojos, Cerebro de Cristal, Pulsa el Botón). Por otro lado, en ese mismo fanzine Curt Vile había creado ya antes una parodia de Superman, “El Vengador Jorobado”, que tuvo que abandonar a la 2ª entrega después de que los editores perdieran la página; en ella aparecía Lex Loopy, el villano, “un tipo maravilloso con una cara fantástica, un ojo más grande que el otro, ambos mirando en diferentes direcciones, y totalmente calvo”. Su idea visual la aprovechó para diseñar a Pressbutton, si bien la diferencia entre el tamaño de ojos se perdió en el dibujo del personaje con el pasar de las entregas, suponemos que por comodidad de dibujo. Lo cierto es que Alan Moore estaba enamorado de aquellos trabajos, dirá más adelante que “había energía cinética en ellos”.
Axel Pressbutton fue introducido en el episodio de 9 de agosto de 1980 de The Stars My Degradation, y Tres-Ojos McGurk en el de 31 de enero de 1981. El argumento de la serie enmarcó la historia del fanzine Dark Star como su futuro e integró a los dos personajes dentro del grupo que acompañaba a Dempster Dingbunger. La panda de aventureros del espacio se iría componiendo con MUPDOOK VALENTINO MUPDOOK, un mono parlante y cultureta que traficaba con Priapin 90 (el afrodisiaco más potente del espacio conocido);

varias chicas clon de FAY WRAY (la actriz de la película King Kong), androides que adoraban a Mupdook como un dios mono;

el criminal HARRY EL ARERO, un tipo sarcástico y acomplejado con un defecto en el habla (cambia la letra ‘s’ por ‘f’) y que posee un “aro intraespacial” con el que puede teleportarse;


NEKRILINA la Dama Muerta, mujer zombi melancólica, con plena conciencia, de vestimenta sofisticada (tipo gótica), y que está considerada como el bien más valioso del universo conocido (Alan Moore iría cambiando su nombre en diversas ocasiones, llamándola también Nekralina, si bien Steve Moore lo fijaría en el primero, para que el otro volviera a confundirlo de nuevo al final);

y HEDDA LITE, una bailarina que tiene implantados focos luminosos en lugar de pechos.

Este catálogo es sólo una muestra de la cantidad de llamativos personajes que fueron apareciendo, algunos parodia y otros originales, en muchos casos haciendo guiños a la ciencia ficción o la música (véanse las canciones aludidas, o por ejemplo el clon del futuro de Clodagh Rodgers, representante británica de Eurovisión en 1971). Pero muy pronto sería Pressbutton el que se haría con el papel protagonista, relegando a un segundo plano al noble aunque pazguato Dingbunger. Sin embargo, los personajes evolucionaron poco a medida que pasaban los episodios y en realidad la amplia cantidad de caracterizaciones de algún modo no estaba planteada más que como pretexto para añadir humor ligero a una página de entretenimiento de un periódico de temática musical, y cuyos lectores, como pasa mucho en el género periodístico, no iban a seguir puntualmente cada episodio como un autor espera: atentamente, palabra por palabra, viñeta por viñeta.
Curt Vile organizaría la trama en una colección de arcos argumentales para ir manejando a los personajes propios y de Steve Moore, otorgándoles escenarios donde poder sacarles partido e ir aplicando técnicas y efectos que quería conseguir. Se aprecia que no obedecen a un amplio plan preestablecido, sino que seguramente fueron construidos sobre la marcha, conforme el autor comprendía a los personajes y sus necesidades. El esquema para el argumento es sencillo, y responde al clásico viaje de ida y vuelta, visitando peculiares, peligrosos lugares que fortalecen al héroe, como nos apunta Andrew Edwards. Básicamente tenemos a la panda de Dingbunger envuelta en el reclutamiento de los Marines Espaciales, el asalto al mundo de Bunslott, el accidentado viaje a Barfo en la nave Nostrillo, el enfrentamiento con los Ex-Men y las aventuras en Depravación, todo ello bajo el hilo conductor de la consecución de unos fabulosos tesoros artísticos del “lejano siglo XX”.
Ya hemos hablado del entusiasmo y heterogeneidad del que estaba imbuida la anterior serie de Sounds, Roscoe Moscow. Pero si ‘THE STARS’ contenía un ritmo más pausado y narrativo, perdiendo aquel estampido de experimentación, fue porque el autor ya contaba con la seguridad económica del trabajo y ahora se tomaba su tiempo para trasladar sus ideas, se iba volviendo creativamente más ambicioso. El reto del trabajo regular le supuso un campo de pruebas donde comprender lo que funciona en el medio del cómic, tanto en sentido visual como lingüístico. Así, discurriendo de forma lenta abría posibilidades que no se retomaban hasta pasadas las semanas (o meses), de hecho, por tres veces tuvo que parar y hacer un episodio de recapitulación de lo acontecido. La parodia se convertía a menudo en crítica social y del sistema, exponía ideas ingeniosas, ya fueran de ciencia ficción o no, y algunos personajes iban adquiriendo una dimensión más profunda. Surgió asimismo el drama implícito –como la muerte de protagonistas descritas con un negro humor- y se acometió más valientemente el tema del sexo explícito. Sounds había dado libertad creativa a Alan Moore, y no era la primera vez que trataba este último asunto, ni aquí ni en otras publicaciones primerizas, pero cuando comenzó a ganar prestigio pasó a ser más observado y esta vez, con ‘THE STARS’ los editores sí lo censuraron, al menos por dos veces, reconocidas explícitamente en las tiras de 18/04/1981 y 18/12/1982.

Ese tema concreto molestó bastante a Curt Vile / Alan Moore, él mismo lo deja claro en forma de notas en los márgenes o traspasando la cuarta pared. Quizás estas tiras no eran el lugar apropiado para explorar esos caminos, y el tiempo dará la razón cuando Moore, tras varios parones en la publicación (suponemos que tanto por cansancio como por incremento de carga de trabajo en otras editoriales), le pase el testigo de los guiones a Pedro Henry / Steve Moore desde 1982 hasta el final de la serie a principios de 1983. Henry había estado aportando ideas y cediendo personajes desde el principio, se reconoce abiertamente en diversas entregas de la tira, y con ello queda claro que estaba al tanto de lo que ocurría semana a semana. Su etapa se caracterizará por volver al humor disparatado y atar con oficio los cabos sueltos en los arcos precedentes, así como continuar aportando personajes con gran carga imaginativa y divertida, si bien no emprendió nuevas tramas sustanciales. El maestro de Alan Moore comenzaba paralelamente en la revista Warrior un spin-off de esta serie, LASER ERASER & PRESSBUTTON, recuperando a su propio personaje en la narración de sus primeros años, que a la larga se convertirá en uno de sus trabajos más internacionales y reconocidos en el mundo del cómic.
Durante mucho tiempo, desde una valoración teórica se ha vuelto costumbre habitual denostar las labores gráficas de Alan Moore respecto a su escritura. No tratamos de hacer reproche –es el mismo Moore uno de los valedores de esta idea- aunque sí hemos de decir que observamos que gracias a su trabajo al dibujo fue adquiriendo mecanismos gráficos y de composición eficaces con los que posteriormente guiaría a los dibujantes de sus textos. Desde nuestra perspectiva, no se trata de apartados diferentes a comparar en el estudio de la obra de Moore, sino que dibujo y narrativa forman parte de un mismo e intrincado proceso
Las páginas de ‘THE STARS’ reflejan una evolución notable de Alan Moore como dibujante. No son estéticamente muy bellas, en cambio sí irán mostrando viñetas cada vez más grandes y en servicio de la composición global; se librarán de la extensa carga textual de trabajos precedentes y el humor y la descripción se volverán más gráficos; se explora la personalidad, la gestualidad y el encuadre desde un enfoque principalmente visual, bastante eficaz; aumentan las elipsis y escenas sin diálogo; aparecen texturas de brillo/sombra/polvareda adaptadas a la técnica de impresión; se insiste en los efectos de movimiento y nunca nos perderemos con el paso de una viñeta a otra.
No en el tema de la anatomía, pero sí es destacable cómo el trazo se diferencia entre la abundancia de extraños y variopintos personajes, volviéndose preciso o rápido según la circunstancia. Tampoco se da por perdido ningún fondo, sino que el escenario siempre forma parte importante de la historia, la complementa, y Moore se afana en definir cada uno de ellos detalladamente y documentándose mucho en su referentes culturales.

El grafismo nos traslada de inmediato al mundo colmado de exagerados referentes Ci-Fi, coherentemente absurdo, que puebla la mente del autor, y nos conecta sin recelos con las ideas sexuales y el dialecto vulgar rozando lo grosero con que gusta expresarse aquí (no perdemos de vista el mencionado tono con que hacernos reír y pasar el rato que se le requería desde la revista). La colección de páginas de la serie supone un prolongado cultivo donde hacer acopio de cada hallazgo, cada estrategia. En este trabajo Curt Vile no se amedrentó en su ilustración a medida que sus guiones se iban volviendo más complejos, incluso en algún momento –en la página de 15 de agosto de 1981, cuando intercambia papeles con el otro dibujante de la revista, Lápiz Salvaje- dirá en la tira ‘Rock n’ Roll Zoo’ que mucha gente “considera su estilo muy profesional por el realismo del estilo”, lo que nos demuestra que aún confía en sí mismo. Después de esta etapa Moore achacará a un problema de velocidad el que en el futuro definitivamente se decantara por dedicarse en exclusiva a escribir, pese a que en el capítulo final de ‘THE STARS’ prometiera volver en Sounds con “una salvaje y absurda serie de tiras NUEVA”.

Ésa pudo ser una razón, pero, por otro lado, la verdad es que cuando no pretende hacernos reír su estilo de dibujo no encaja bien con esos otros propósitos. No logra desarrollarse hasta ese punto más bello, más complejo, que a priori necesitan las historias de corte más serio, y Andrew Edwards lo atribuye a que nunca como dibujante ha logrado escapar de sus influencias estéticas (Crumb, Clay Wilson, Kirby, Schulz, revista MAD) y cobrar una apariencia más personal. La propia comprensión de eso desembocó en cierta dejadez gráfica que será más notoria aún en su tira más longeva, ‘Maxwell’.

Lo que no cabe duda es del compromiso constante de Alan Moore con el magazine ‘Sounds’ mientras permaneció en su plantilla. No ganaba mucho dinero, frecuentemente cruzaba la cuarta pared para hablarnos de su agobio ante los plazos de entrega o de que necesitaba una publicación más frecuente o con más espacio para contar todo lo que bullía en su imaginación (a menudo cita “¿por dónde iba...?”), e incluso se sintió ultrajado ante la censura que sufrió, y sin embargo todo ese tiempo no cesó de ilustrar y escribir artículos, diseñar rótulos para más cosas aparte de su propia tira. Ejemplo relevante son los especiales navideños de varias páginas completas que cada año entregaba y eran publicados en las página centrales, dos de los cuales se dedicaron a ampliar historias del universo descrito en ‘The Stars My Degradation’: “NAVIDADES EN DEPRAVACIÓN” y “LA PROMETIDA DE PRESSBUTTON”. El primero, a finales de 1981 lo escribió junto con Pedro Henry y presentaba al personaje Mysta Mistralis, la Ejecutora Láser que ya había sido citada en ‘THE STARS’ y co-protagonizaría la nueva serie que Steve Moore / Pedro Henry y Steve Dillon lanzaban en la recién creada revista Warrior: “Laser Eraser & Pressbutton”; la aventura se volvía más seria y tendía lazos entre lo publicado en Sounds y Warrior. Es curiosa la comparación/broma que Alan Moore hace con la portada de Steve Dillon, que utiliza sus mismos personajes aunque rediseñados (quita la forma fálica del pecho de Axel para que adquiera un sentido menos disparatado) y dibujados por un autor emergente y en pleno estado de forma. Declarará: “Naturalmente, Steve no es ni la mitad de artista que yo. Tan sólo hay que mirar lo mal que hace las piernas. Pero el problema es que como mi Pressbutton se diseñó para una tira cómica y se suponía que tenía que parecer tan absurdo como fuera posible, la cronología puesta así establece que el mío es posterior, la versión más mayor, y la de Steve es el prototipo. Pero cuando colocas las dos juntas en la historia navideña para Sounds, obviamente todo esto que digo se viene totalmente abajo. Obviamente la de Steve es más funcional, más dura que este mequetrefe larguirucho con pies de oruga que he estado realizando desde hace más de un año. Creo que su versión es realmente buena. Quedé inmensamente encantado cuando vi el arte de Steve. Parece estar progresando a pasos agigantados con la tira. Siendo bastante francos me hace sentir vergüenza. El canalla.”
 
 
Éste posiblemente fue el primer caso notorio en que el de Northampton comprendió cómo mejoraban sus ideas al ser dibujadas por especialistas más capaces que él en la representación gráfica.

El segundo especial, en la navidad de 1982, fue obra completa de Alan Moore / Curt Vile y nos cuenta un hecho futuro de la vida de Pressbutton aunque anterior a “Tres-Ojos McGurk y y sus Comandos Planetarios de la Muerte”. Curt Vile no sólo había volcado en mucho su serie ‘THE STARS’ alrededor de la figura de un personaje que no era suyo, cambiándolo bastante respecto a su concepción original, sino que ahora le aporta nuevas apreciaciones, lo que es una muestra más de la total sintonía con Steve Moore, creador del personaje y a quien le afectaba lo narrado ya que en estos momentos estaba realizando con gran éxito su spin-off para Warrior, como hemos dicho.


'The Stars My Degradation' terminó pues en 1983, pero la vida posterior de Laser Eraser y Pressbutton, a pesar de estar ambientada en un tiempo anterior a la primera, fue más longeva; de hecho se convirtió en la serie favorita de la revista Warrior para los lectores ingleses (compitiendo con Marvelman O V de Vendetta, entre otras maravillas) y fue la primera que se exportó a los EE.UU. Por fortuna, para los que nos gusta la historia de The Stars My Degradation / Las Estrellas mi Desatino, no todo queda en la revista ‘Sounds’ como vemos, y prueba de ello es esta cronología completa que, eh, editores, no estaría mal ver pronto en nuestros mercados:



ÍNDICE DE LECTURA


-Diciembre de 1979 – diciembre de 1980: “Tres-Ojos McGurk y sus Comandos Planetarios de la Muerte” en el fanzine Dark Star. Guión y entintado: Pedro Henry. Lápices: Curt Vile.

-Julio de 1980 – diciembre de 1981: “The Stars My Degradation” en la revista Sounds. Guión y dibujo: Curt Vile.

-Abril de 1981: Reimpresión de “Tres-Ojos McGurk y sus Comandos Planetarios de la Muerte” en la publicación Rip Off Comix nº8 de Gilbert Shelton para el mercado americano.

-Diciembre de 1981: “Navidades en Depravación”, especial para la revista Sounds. Pedro Henry (co-guionista) y Curt Vile (co-guionista y dibujante). Artista invitado: Stve Dillon.

-Febrero de 1982 – Marzo de 1983: “The Stars My Degradation” en la revista Sounds. Guión: Pedro Henry. Dibujo: Curt Vile (también guionista el 09/10/1982 y 19/03/1983).

-Diciembre de 1982: “La prometida de Pressbutton”, especial para la revista Sounds. Guión y dibujo: Curt Vile.

-1982 – 1985: “Laser Eraser & Pressbutton” en la revista Warrior. Guión: Pedro Henry. Dibujo: Steve Dillon, David Jackson, Garry Leach, Dave Gibbons, Cam Kennedy, Alan Davis, Hunt Emerson, Mick Austin.

-1985 - 1986: “Axel Pressbutton”, título propio en la editorial Eclipse Comics (USA). Reimpresión a color en 6 números del material de Warrior. También “Laser Eraser and Pressbutton”, 6 nuevas entregas con guión de Pedro Henry y arte de Steve Dillon, David Lloyd, Mike Collins, Brian Bolland, Dave Gibbons, Jim Baikie, Jerry Paris, Garry Leach, Cam Kennedy.

-Enero de 1996: “3D Laser Eraser & Pressbutton”. Eclipse Comics. Guión de Steve Moore / Pedro Henry y dibujos de Mike Collins.

--Desde 2004 prevista nueva historia de “Laser Eraser & Pressbutton”con guión de Steve Moore y dibujos de Jon Haward, ambientada en la etapa de Steve Dillon. Aún inédita.

-Según declaraciones de Alan Moore a Pádraig Ó Méalóid en 2008, Steve Moore ha vendido los derechos para un videojuego sobre Pressbutton, aún inédito.


BIBLIOGRAFÍA (TEXTOS)


- Entrevistas a Alan Moore (años 80-actualidad).
- Escritos en la revista Warrior, 1982-1985.
- “Forward”. Por Eddie Campbell, 1986 .
- “The other Alan Moore”. Por Bambos, 1986.
- “Digging up Moore’s underground”. Por Greg Strokecker, 2003.
- “Alan Moore in Sounds Magazine”. Por David Hume, 2003.
- “Alan Moore’s The Stars My Degradation”. Por Andrew Edwards, 2008.
- “Parody in Alan Moore’s The Stars My Degradation”. Por Andrew Edwards, 2008.
- “Storyteller”. Por Gary Spencer Millidge, 2011.
- “Estudio sobre Alan Moore y Northampton”. Por Maese ABL, 2011.