viernes, 22 de febrero de 2013

EL JOVIT, por Jesús Martínez del Vas


La parodia es una de los pilares básicos del humor. Ojo, pero el humor no es todo parodia, pues también ha de gozar de ingenio y creatividad. Lo que sin duda estoy de acuerdo con Niko de Cálico Electrónico, prologuista de una edición anterior de esta obra, es que hacernos reír es una de las cosas más difíciles de conseguir.

"EL JOVIT" es un recopilatorio de tres historias difundidas primeramente por Internet hace unos años y luego publicadas por Medea Ediciones: "El Jovit", "El origen del Objeto Único", "El Silmejillón: Historia de Boben y Lucien" y "Los archivos del Rol de los Panchitos". La editorial Dolmen ha reeditado recientemente este tebeo de Jesús Martínez del Vas (JMV).

Obviamente, se trata de una parodia de la archiconocida obra de J.R.R. Tolkien, "El hobbit". La verdad es que el reto era difícil, porque la parodia entendida como coger una obra y recontarla en forma burlesca no siempre funciona al ser un género hoy día ya tan trillado y utlizado. Pero se nota que JMV conoce perfectamente el libro del que parte y que además lo aprecia, lo que no quita que eso lo retenga a la hora de hacer su desmontaje sólido y transversal.

La historia principal de este tomito propone los elementos básicos de la versión original: narra el viaje que el mago Tamarit se propone en compañía de 14 enanos con irrelevantes y ridículos nombres para recuperar el tesoro que les había robado el dragón Zuuum-Chomp con objeto de sentarse sobre él (¡!). Ante tal propósito, solicitan la compañía del jovit Bulbo -no se sabe muy bien por qué, al tratarse de un ser de supuestas costumbres pacíficas (que en el fondo no lo son en absoluto). Ya tan sólo el enfoque irónico sobre los sinsentidos de la propuesta nos mueven a la reflexión. Todo el que ha leído y disfrutado el libro original al ver esta historieta al menos se replantea el placer onanista de celebrar ya todos y cada uno de los aspectos de él, que es algo muy dado en los llamados fenómenos frikis, de los que muchas veces todos participamos y nos dejamos llevar.

Cada hecho, cada logro de "El hobbit" o del resto de obras de Tolkien aludidas se reelabora con burla hasta el gamberrismo; por ejemplo, el famoso anillo ahora es un condón usado, o Gollum, nombre elaborado por relación con un sonido gutural ahora se llama literalmente Ghggxpuf, la onomatopeya del gargajo. Pero el acierto de este cómic no es la mofa porque sí, porque me da la gana, sino porque el autor nos vuelve a contar una historia que conocemos o incluso amamos de una forma fiel y plagada de comentarios sobre ello. Nos hace broma de todo lo que pilla, algunas muy sencillas y directas, que nos mueven a la carcajada directa y otras nos sacan la sonrisa para sumirnos en nuestros pensamientos. Se trata de la parodia de nombres, o la aportación de personajes y sucesos de su propia creación (como por ejemplo el único habitante del pueblo del dragón, que hace de todo allí, desde alcalde hasta señorita de compañía para los viajeros). De esta forma, nos ofrece otros puntos de vista sobre el relato, y habitualmente cambiándolos y relacionándolos con más libros, películas o cualquier elemento fácilmente reconocible de la cultura de masas más popular y callejera. Ves esto o aquello y cualquiera que vea un poco la tele y haya leído algo en su vida (aunque sea poquito) entiende el chiste.


Las páginas del tebeo son muy densas, están colmatadas de dibujo, detalles y textos, de diversión en definitiva. Hay algunas de hasta 6 tiras de viñetas. El estilo es a mano alzada, muy rápido y efectivo, como un apunte en directo recién salido de la mente. A menudo lo más importante se sale de los límites de la viñeta, como una nota movida por la inspiración del último momento. Los trazos son de varias líneas y una mancha apresurada  va dando forma a la ilustración, a menudo inacabada como si contara con nuestra participación para completar su formalización, y con ello hacernos cómplices de un porcentaje de la interpretación, que podrían ser tantas como lectores. Para las figuras, gran parte de la expresividad se confía a los ojos, y en cuanto a la caraterización sí es cierto que JMV no hace aquí grandes aportaciones sobre diseño de personajes, vestimentas o estética fantasiosa, toma motivos ya presentes en versiones de rolm, películas, cómic, merchandising, etc.



Jesús Martínez del Vas ha realizado además otra obra parodia de Tolkien, "El Señor de los Panchitos", y los famosos "Epichodes" sobre Star Wars, actualmente difíciles de encontrar en el mercado, dicho queda. Aquí lo seguimos desde nuestos tiempos universitarios, fieles y ansiosos de leer sus colaboraciones con el periódico Gaceta Universitaria, que cada lunes nos traía su tira BOK, un erasmus de otro planeta que nos hacía pensar sobre el mundo académico. Por otro lado, en la actualidad lleva una página en la que va difundiendo dibujos e ilustraciones a la que está bien echarle un vistazo:

http://www.fotolog.com/_jmv_/


Uno de los aspectos más llamativos de este creador es que siempre se menciona aquí y allá que es arquitecto (y nos hemos informado que de un currículum ejemplar). Sin embargo, vemos sus páginas con una grafía irregular, deformada, audaz... su trazo no se corresponde con el lenguaje gráfico que esperamos de un arquitecto, esto es, academicismo, frialdad y sintetismo técnico. Ojo, esto no quiere decir que no sepa dibujar, que a nuestro entender es saber colocar en el papel cada cosa en su sitio a su tiempo para ser capaz de ser comunicativo (algo que sin duda Jesús logra). Pero volviendo al tema, tampoco se aprecia que investigue con detalle ciudades o lugares en sus composiciones, ni teorice sobre cultura arquitectónica, o que ni siquiera se esmere en presentar algo de creatividad espacial. Piensas: ¿para qué nos hace falta tener presente este dato? ¿Algún tipo de ese altivo ego de decir "me dedico a hacer dibujitos pero en mi vida profesional soy un tío grande"?

La verdad es que no nos parece eso. Investigando un poco a los arquitectos, y más hoy día que es una profesión que junto a la de periodismo está casi extinta, laboralmente hablando, te das cuenta que no te hablan de cosas tan abstractas. Allí se sufrió antes que en ninguna otra profesión la crisis, y hoy día goza de grandes artistas y pensadores sobre el mundo en que vivimos. Sí es verdad que hay casos y CASOS, pero en general es una carrera difícil de sacar adelante, que necesita de vocación, y que es  capaz de interactuar bastante con otras artes para aportarse mutuamente. Están sumando a la Cultura.



Vamos a fijarnos en un arquitecto llamado Álvaro Siza, que comienza a pensar sus edificaciones con un trazo tembloroso y dubitativo, realizado en el autobús, en un bar, y sobre papeles de propaganda, con notas al margen y una idea en principio abierta; no es raro ver incluso sus propias manos dibujadas por ahí. Luego ves que hay parte de este "mono" en lo que construye, aclamado por la crítica y los usuarios, y distinguido con múltiples y prestigiosos premios. 


La operación que está haciendo Siza es observar el mundo a través de su dibujo más inmediato, que es prácticamente una pulsión más de sus sentidos. Estudia y va interpretanto para alcanzar una compeja y depurada síntesis de pensamiento, en su caso con espacios, lugares y materiales, y en el de JMV con tinta, personajes y formato de papel. El autor de tebeos con obras como "El Jovit" está analizando la cultura en la que residimos, expresada nerviosamente casi como un concepto más que como un boceto, que es en apariencia simple y poco elaborado, pero que podemos interpretar fácilmente y que deja en nosotros una semilla de comprensión mucho mayor, a la espera de que seamos capaces de aportar la formalización, bien a través de su composición o bien con una de nuestra aportación. Eso también es ser un digno creador, y en ese sentido se adscribe a trabajos como los de Sempé o Sfar, entre otros muchos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gran artículo. Interesante y que te hace mirar la obra desde otra perspectiva.