lunes, 6 de mayo de 2013

THE SANDMAN, de Neil Gaiman


A principios de lo años 80 Neil Gaiman (nacido en 1960) no se imaginaba que acabaría convirtiéndose en uno de los autores de cómic más destacados del panorama. Todo comenzó cuando consiguió un trabajo como escritor de crítica literaria, cinematográfica y música (rock). Poco a poco, realizando trabajos de investigación y entrevistas a sus artistas favoritos se avivó su pasión por este mundo y decidido a elaborar sus propias creaciones fue adoctrinado por Alan Moore -a quien conoce en esta época- en cuanto a la técnica de escritura, según nos cuentan ellos mismos.
 
Tras realizar encargos cortos para editoriales inglesas entró en contacto con Dave McKean, un innovador dibujante aún desconocido, y con él desarrolló varios proyectos de los que tuvo conocimiento DC Comics, buscando a los jóvenes talentos ingleses. Obtuvieron la oportunidad de publicar la obra Orquídea Negra, sin nada que ver con la que nos ocupa aunque sí respecto a la faceta de reciclar personajes de la compañía.

En septiembre de 1987 Gaiman le propuso a la editora Karen Berger una actualización del antiguo personaje de DC Sandman; ésta le pedirá una versión completamente renovada y demostrando un audaz olfato le otorga una serie regular que pese a todo estuvo en la cuerda floja durante los primeros números por unas ventas por debajo de lo esperado. Así nació THE SANDMAN, pensado inicialmente para 40 números pero la buena marcha con que evolucionó hizo que se extendiera hasta los 75, culminando en marzo de 1996.
 
La historia cuenta básicamente cómo durante 70 años es atrapado Morfeo, el señor del Sueño,  y lo que por esta causa acontecerá después, tanto en su deber de recuperar su reino y los objetos robados de él como en las consecuencias que se derivan de ese periodo de ausencia. Por medio, una completa obra pensada de principio a fin y a la que da lugar a contener todo sin sobrarle nada: aventura, misterio, romance, amistad, horror, superhéroes, historias dentro de otras, personajes de todo tipo, un largo etcétera. Pero aclaremos aquí algunas de las bases fundamentales en las que se asienta la narración.

 
Morfeo es como decimos señor del Sueño y uno de los siete Eternos; estos seres son hermanos y están por encima de los dioses de toda mitología y religión, siendo definidos como los “que son, han sido y siempre serán”. Cada uno de ellos personifica un estado, idea o lugar más allá de nuestra comprensión pero que actúan en nuestras pasiones y vidas: Destino, Muerte (Death), Sueño (Dream), Deseo, Desespero, Destrucción y Delirio –nótese que todos comienzan por la letra D. Según la mitología de esta serie se encuentran presentes en todas las existencias y juegan y alteran sus vidas; representan lo que hay en el Más Allá, aunque dejan siempre espacio a algo todavía mayor por encima suya, permaneciendo como unos emisarios de las leyes del mundo.

De esta forma, cada Eterno posee un reino donde lo más importante se encuentra en su corazón aunque cada uno es inmenso y por otra parte también tienen cabida islas que se pierden del control de su señor o señora, incluso lugares blandos que son atemporales. Por estos sitios pueden aparecer además otros servidores. Nótese que Gaiman rastrea la presencia de cada uno de estos seres y nos demuestra constantemente que forman parte del imaginario colectivo y por ello se encuentran en prácticamente todas las culturas avanzadas. Por ejemplo, Morfeo, que es el protagonista, era el dios romano del sueño, derivado de morpho, forma, y por eso lo alude a veces como el “Dador de Forma”; y también se referirá a él a través de las páginas como Oneiros (para los griegos), Kai’ckul (para tribus africanas), el Tejedor o Sandman, personaje de una canción infantil inglesa que protegía a los niños mientras dormía poniendo arena mágica en sus ojos. Y hay bastantes referencias más... pero no sólo con el rey del Sueño.
 
Al mismo tiempo, existen dioses por debajo de los Eternos con sus propios feudos, con la diferencia de que pueden morir y dejar de existir. Incluso se contempla un Cielo y un Infierno, Neil Gaiman explora pacientemente cada tradición, cada rincón de la historia, la literatura, las religiones.

 
Un papel importante desempeñarán los personajes de las publicaciones de terror y misterio de DC, e incluso se dará su sitio a los dos personajes Sandman de la compañía previos al que nos ocupa (el de la Edad de Oro, Wesley Dodds, y el Sandman creado por Jack Kirby en 1974-76). Ésta labor de recuperación se inspira en el proceder que siguiera Alan Moore en “La Cosa del Pantano”, si bien aquí se le da un mayor peso en la historia principal.

 
Todo el conjunto es amplio y complejo, lleno de referencias que quedan perfectamente integradas entre sí y con los nuevos personajes y situaciones que introduce Neil Gaiman. Todo aparece sencillo, claro y hasta se difuminan los límites entre las fuentes que toma el autor y los frutos de su trabajo. Detrás de ello hay un meticuloso trabajo creativo y un soberbio estudio de religiones y mitos de todos los tiempos y rincones, de la literatura fantástica de los siglos XIX y XX, de la literatura en general, también de esos muchos personajes de la editorial DC que permanecían en el olvido y a los que se les da un lugar coherente dentro de esta continuidad. La carga cultural es múltiple y variada aunque no lleva a pérdida, pues reiteramos que Gaiman lo va desmigajando todo con una sencillez y claridad pasmosas, acomodando cada elemento, relacionándolos entre sí y justificándolo convenientemente, volviendo este sólido fruto del intelecto en algo digerible y entretenido que acaso pueda parecer engañosamente fácil. 

 
Tan sólo hay que empezar a leer y todo irá fluyendo ya por nuestra mente, porque además el escritor dispone las palabras y los acontecimientos de una manera elegante, tranquila, casi poética. No sólo nos despierta interés el conocer más sobre el protagonista, sino que unos y otros de los personajes que van surgiendo son capaces de tomar en momentos concretos el peso del relato con convicción, lo que probablemente se debe a la habilidad del escritor; no obstante, nos gustaría añadir que si bien las personalidades que va creando Gaiman son muy variadas, se puede deber a que es común estar dotadas de un optimismo y bondad de intenciones que nos hace empatizar gozosamente con ellos. Otro aspecto importante del estilo del guionista, como nos señala Stephen King, es su habilidad para adelantar el clímax de la narración al “corazón de la historia”, dejando unos finales más contemplativos en los que se analiza la relevancia de lo que hemos asistido y comprendemos mejor la forma de ser de los participantes.
 
Pasando a hablar de la parte gráfica, la autoría es compartida y extensamente variada. Los primeros números de The Sandman fueron dibujados por Sam Kieth, quien se marchó pronto tras desavenencias con el guionista, dejando su sitio a su entintador Mike Dringenberg. Señalados por la crítica por presentarnos un grafismo algo distorsionado y a veces por no planificar la página con todo el potencial que atesoraba la escritura, sobre todo en el caso del segundo autor, lo cierto es que fueron ellos los creadores de toda la iconografía y el estilo de la serie. Su trazo sucio y a ratos desgarbado refleja mil y un aspectos cada vez que aparece Sueño o alguno de estos seres tan especiales y nos ofrecen un visitación poliédrica a cada personaje, es decir, esboza sus figuras de manera diferente desde cada punto de vista como si nuestra mente también participara en su interpretación, en un proceder muy onírico. 


 
A ellos les sucederán otros dibujantes contrastados que seguirán más o menos con esta línea: Kelley Jones, Brian Talbot, Michael Zulli, Charles Vess o Mike Allred, entre otros muchos y destacados. Cada uno se irá haciendo cargo de un arco argumental y Gaiman a su vez se irá adaptando a la forma de dibujar de cada cual para sacar todo su potencial. Sí ha sido más criticado el artista Marc Hempel, que ofreció un estilo más simplificado y sobrio en detalles casi al final de la serie, en un momento crucial para la historia; personalmente señalo que a mí no me desentonó por esa sensación de que el grafismo del personaje tiene que ver con su idiosincrasia, esa multitud de facetas, de puntos de vista; como dice Morfeo en un determinado momento: “Soy de todas las fes, a mi manera”.


Todas las portadas corrieron a cargo de Dave McKean, compañero fiel de Gaiman en sus proyectos más importantes. Cada una de ellas son como una puerta que abre a la narración posterior, y se plantean en forma de representación surrealista aunque sí tome elementos de cada argumento. McKean utilizará diferentes técnicas: dibujo, pintura, collage, fotografía, maqueta, efectos.
 
 

Nuestro protagonista, el Dador de Forma, es en sí un personaje tremendamente rico. Es muy cercano a su hermana Muerte, pues ambos son sensibles a los seres humanos y a los animales, incluso se relacionan amistosamente con ellos (eso no ocurre en el resto de la familia, como se verá a lo largo de la obra). Y si aquella es una joven simpática y agradable que se presenta como inevitable, él, Morfeo, es un tipo reservado y oscuro, de carácter variable, invirtiendo de forma interesante sus papeles. Precisamente, este último tiene mucho del propio Neil Gaiman, no sólo gráficamente -que sí que está inspirado en su fisonomía-, sino también en su vocación como contador de historias. El personaje del soñador aparece en muchas culturas, como podemos comprobar, aunque aquí es considerado un creador nato que utiliza los anhelos y recuerdos de la gente para elaborar relatos con que impresionarlos, divertirlos, perturbarlos, entretenerlos y hacerles comprenderse mejor a sí mismos en el momento que duermen y viajan a su reino onírico. Para elaborar este artificio tiene en cuenta cada aspecto, cada detalle de nuestro subconsciente y todo a su tiempo: la aportación personal que cada uno hace, esos motivos que se repiten en el imaginario colectivo (por ejemplo, soñar que volamos), el momento de vigila en que el sueño nos parece claro y en cuanto despertamos lo olvidamos, cómo somos capaces de retomar sueños de un día para otro, la facilidad con que cambian de escenario, etc. La de creador de fantasía es una importante aportación que Gaiman le hace al mito sin desmerecer lo demás.

 

DC se comprometió a no tocar al personaje un vez que la serie culminara, aunque sí acordó con su creador una explotación comercial controlada de la buena base que poseía la franquicia, comprensible por el éxito y premios adquiridos; entre ellos, destacamos en World Fantasy Award de 1991, con el nº19 “El sueño de una noche de verano”, primer cómic en hacerlo.

 

Con guión de Neil Gaiman tenemos los especiales de “Al filo del invierno” (centrados en Muerte y Deseo), así como los números únicos de Muerte “Lo mejor de tu vida” y “El alto coste de la vida”. El recopilatorio “Dust Covers”, con todas las portadas de Dave McKean y conteniendo una historia de Gaiman y dicho artista en la que relacionan la creación de la serie con sus vidas personales. Por otro lado, realizado ya por otros autores, se inauguraron las series directamente derivadas THE DREAMING (1996-2001, con personajes del reino del Sueño), THE SANDMAN PRESENTS (miniseries entre 1997-2004 con secundarios del universo) y LUCIFER (2000-06). También dio paso a la recuperación del primer soñador de DC en la serie “Sandman Mistery Theatre” y a un surtido de números especiales.

 

Sin duda, estamos ante un trabajo clave de los años 90 y esencial para la cultura del Cómic en general. Probablemente su lectura se disfrute mejor de manera continuada, sin grandes pausas intermedias por la enorme cantidad de detalles que se nos podrían pasar por alto en ese caso. Y ahí estriba el aspecto más negativo para recomendar a los lectores españoles la obra THE SANDMAN: su accidentada presencia en el mercado de nuestro país.


 

En principio, por los 90 la editó Ediciones Zinco, dejándola incompleta para luego ser retomada en el punto donde se dejó por Norma Editorial, quien poco a poco también fue rescatando lo anterior en forma de recopilatorios. Cuando Planeta de Agostini adquirió los derechos de DC Comics comenzó a publicar  a partir de 2006 de nuevo la serie en unos cómodos y económicos cuadernillos mensuales que contenían dos números americanos; sin embargo, abandonó el formato tras terminar la saga “Un juego de ti” (nº37) para reimprimir la obra en unos lujosos volúmenes.


 

A pesar de estos esfuerzos editoriales, actualmente por petición de la empresa se han destruido los ejemplares de The Sandman de Planeta que teníamos a nuestro alcance en las estanterías, al haber pasado los derechos de DC Comics a ECC Ediciones, quien al menos a día de hoy aún no ha ofrecido este trabajo en su catálogo. Actualmente tan sólo podemos encontrar números sueltos descatalogados de Norma o Zinco aquí y allá, y reunirlos puede suponer una endemoniada labor. Es una pena que esta serie clave no permanezca accesible; no obstante, para el que desee emprender esa aventura en el mercado de descatalogados o de segunda mano, aquí dejamos el listado completo de números de la serie:

Nº 1_ EL SUEÑO DE LOS JUSTOS
Nº 2_ MALOS ANFITRIONES
Nº 3_ ... SUEÑA UN POQUITO CONMIGO
Nº 4_ UNA ESPERANZA EN EL INFIERNO
Nº 5_ PASAJEROS
Nº 6_ 24 HORAS
Nº 7_ EL RUIDO Y LA FURIA
Nº 8_ EL SON DE SUS ALAS
Nº 9_ HISTORIAS EN LA ARENA
Nº 10-16_ LA CASA DE MUÑECAS
Nº 17_ CALÍOPE
Nº 18_ EL SUEÑO DE UN MILLAR DE GATOS
Nº 19_ EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
Nº 20_ FACHADA
Nº 21-28_ ESTACIÓN DE NIEBLAS
Especial: LA CANCIÓN DE ORFEO
Nº 29-31_ FÁBULAS Y REFLEJOS: “Thermidor”, “Augusto”, “Tres septiembres y un enero”
Nº 32-37_ UN JUEGO DE TI
Nº 38-40_ FÁBULAS Y REFLEJOS: “La caza”, “Lugares blandos”, “El parlamento de los grajos”
Nº 41-49_ VIDAS BREVES
Nº 50_ FÁBULAS Y REFLEJOS: “Ramadán”
Nº 51-56_ EL FIN DE LOS MUNDOS
Nº 57-69_ LAS BENÉVOLAS
Nº 70-75_ EL VELATORIO

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